GUARDEMOS EL CORAZÓN

Un sabio maestro enseñaba acerca de la necesidad de guardar el corazón. Sus discípulos entonces le preguntaron si estaba hablando en sentido figurado.

El maestro les dijo que no, que estaba hablando en sentido literal acerca de la necesidad de guardar el corazón. Nuevamente le preguntaron acerca de lo que significaba su afirmación.

El maestro les explicó que se trataba de que debíamos de tener cuidado para que nada nos produjera rasguños que con el tiempo se pudieran convertir en graves heridas.

Por que debíamos de evitar esas heridas? Porque corremos el peligro que no solo sean graves sino que pueden terminar envenenando todo nuestro cuerpo y lo que es más grave, nuestro espíritu.

Los discípulos le preguntaron: como se podía envenenar el espíritu a partir de un simple rasguño? Acaso una herida superficial puede ser tan grave como para envenenarnos?

La cuestión es que un simple rasguño en realidad no es nada importante, pero lo grave es que sepamos entender que es solamente eso, un simple rasguño.

Si no somos capaces de comprender esta realidad lo convertiremos en un auténtico veneno que nos llevará rápidamente de la amargura al odio más profundo.

Por eso es necesario guardar el corazón para que nuestro amor a Dios no quede expuesto a nuestro resentimiento o a nuestra necesidad de venganza sin apelar a Su Justicia.

Mateo 6:1

Diego Acosta García

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