LA FE EN ACCIÓN…!

La existencia de Dios se manifiesta en un movimiento continuo.

Es verdad que se nos reveló que en el séptimo día descansó, pero también es verdad que la Creación siguió sin ninguna clase de pausa.

Hasta hoy.

Que nos está indicando esta Verdad?

Que del mismo modo en que Dios siempre está en acción, nuestra fe también debe estar siempre en acción para que se manifieste a través de nuestras obras.

Puede resultar contradictorio que en algunos versículos bíblicos se nos enseñe que debemos hacer pausas y en otros se nos incita a la acción constante.

Es preciso entonces destacar que cuando se nos señala la necesidad de detenernos, es por cuestiones muy determinadas.

Es decir: No se nos está diciendo que nos detengamos, sino que hagamos una pausa en lo que estamos haciendo, seguramente para que se nos enseñe alguna cosa, se nos haga una recomendación o también una amonestación.

Los mandatos siempre tienen un propósito, aunque en su momento no lo podamos advertir o no seamos capaces de valorar las circunstancias.

En TODO lo que hace el Eterno hay un Propósito!

Cuando mandó a Abram a salir de Ur, lo envió a un destino desconocido pero que el Patriarca aceptó en obediencia…y por fe.

Esto significa que en nuestra vida cotidiana nuestra fe está constantemente confrontada con la realidad de nuestros hechos. Si obramos bien, estamos haciendo lo correcto y por lógica consecuencia cuando hacemos el mal, estamos mostrando nuestra poca fe.

Además es en estas circunstancias cuando podemos ser ejemplos vivientes, aún sin decir una palabra. Quién mire nuestros buenos hechos, estará viendo como la fe se vive cada día con obras. Sin ellas no hay ejemplo porque nada tenemos que mostrar.

De allí la importancia que tiene que comprendamos que así como el Universo es un continuo movimiento, nuestro pequeño universo también debe estar en acción sin pausas.

Si el movimiento se detuviera por una mínima fracción de tiempo, podrían ocurrir desastres imprevisibles, trasladando el ejemplo a nuestras vidas, podemos decir que si nos detenemos en el ejercicio de nuestra fe, podemos también producir hechos imprevisibles.

Abraham nos mostró una forma de vida, adoptemos su ejemplo para la nuestra.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com