la satánica lady gaga

La música siempre ha sido un arma poderosa en manos del enemigo de los hombres y especialmente los jóvenes. Esa arma poderosa fue usada por ejemplo por The Beatles o por los Rolling Stone entre otros.

De esta manera varias generaciones recibieron el mensaje relacionado con el consumo de drogas, que era bueno para todo, para el cuerpo, para la mente y para el espíritu. Sin contar con las subliminales alusiones a la necesidad de creer en el enemigo de Dios, para romper con todas las ataduras a las que sociedad intenta someternos.

Creemos que el fenómeno de la utilización del recurso de la música no tiene nada de novedoso, por eso escuchamos como de forma más o menos encubierta se acepta que hay grandes músicos que han hecho  pactos satánicos para obtener éxito.

Con este argumento que debería preocuparnos, se convencen muchas personas que en busca del éxito es posible y hasta deseable hacer cualquier pacto con cualquier condición. Lo importante es ser reconocidos, tener la gloria de la fama y el dinero que llega por añadidura.

El éxito justifica cualquier medio que se emplee para obtenerlo y con esta base, se induce a la sociedad y especialmente a nuestros jóvenes a que busquemos la vanagloria que conceden los hombres.

Lady Gagá no es otra más en la larga lista de falsos profetas que se presentan para convencernos del perverso argumento, que si alguien triunfa haciendo pactos con el diablo, es una fórmula que todos debemos emplear.

Estamos advertidos y especialmente los jóvenes, que con la música nos pueden afectar las debilidades más íntimas y las pasiones más elementales. La música puede ser un instrumento de exaltación de la vida o de la muerte, de la bendición o la maldición, de adoración o emociones, de alabanza o sentimientos.

Desde 1948 con la creación de su Estado comenzó la cuenta el reloj de Israel, por lo que debemos recordar las palabras del Señor Jesús sobre las señales del fin, en Mateo 24 versículos 11 y 12: Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

Diego Acosta García

Ministerio SÉPTIMO MILENIO

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