NADA PENDIENTE

Ninguno de nosotros sabe ni el día ni la hora en que partiremos con el Señor, lo que supone que debemos estar alertas para que ese momento no nos llegue con cuentas sin arreglar.

Este es un principio tan importante y a la vez tan inquietante, porque a casi nadie le supone una idea atractiva hablar de estos temas, pero forman parte de la más absoluta realidad.

La cuestión de los asuntos que todavía no hemos atendido es una antigua costumbre de los seres humanos, que vivimos postergando aquellas cosas que no nos gustan o nos suponen una tarea pesada.

En la Palabra de Dios hay varios ejemplos de personas que no estuvieron atentas a las advertencias y se quedaron con una gran tribulación porque no fueron capaces de atender sus obligaciones.

Por esta razón debemos pedir sabiduría de lo Alto para saber discernir entre lo que es importante y lo que no lo es, que casi siempre es la diferencia que existe entre lo que nos gusta hacer y lo que no nos agrada.

Con las cuestiones de Dios siempre hay dos alternativas, nunca existen más opciones porque el si es Si y el no es No. No es posible que intentemos andar por atajos inexistentes. No tengamos cuentas pendientes!

Salmos 90:12
Diego Acosta García

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