NO NOS CONFORMEMOS

En tiempos de bonanza los hombres nos sentimos tan poderosos que miramos con un cierto desdén todo lo relacionado con las cosas de Dios. Nos creemos verdaderamente importantes y vivimos de acuerdo con ese alto concepto que tenemos de nosotros mismos.

En tiempos de dificultad o de crisis para que se comprenda mejor el argumento, nos acordamos que Dios existe y tratamos de buscarle quizás para buscar la seguridad que hemos perdido a causa de los problemas de dinero mayormente.

En este peligroso juego participan las personas que solo se interesan por las cosas del mundo, ajenas por completo a la realidad espiritual que es la que debería estar por encima de todas las cosas.

Sin embargo quienes nos llamamos hijos de Dios tenemos el deber de ser fieles a esa condición y no dejarnos llevar por los movimientos pendulares del mundo.

Es decir, no nos conformemos a las cosas del mundo. No las aceptemos como válidas o como buenas para nuestras vidas. No permitamos que los falsos modelos o las ideologías erradas comprometan nuestra vida espiritual. Cuidemos a nuestros hijos de las influencias mundanas.

No hemos sido llamados a conformarnos sino a todo lo contrario. Debemos impactar al mundo y no dejarnos impactar por las cosas del mundo. Este argumento  que hemos escuchado tantas veces es necesario que sea transformador de nuestras vidas.

Romanos 12:2

Diego Acosta García

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