ORAR Y CLAMAR

En el impresionante sueño en el que Jacob vio a los ángeles subir y bajar una escalera, puede quedar patentizado que la escalera es prototípica del Señor Jesús.

Solamente a través de Él podemos llegar al Padre y simbólicamente podemos pensar que eran lo que hacían los ángeles, cuando subían y bajaban las escaleras.

Cuando subían llevaban las oraciones de los hombres y cuando bajaban traían las respuestas de Dios, en una irrepetible secuencia de lo que podríamos llamar acción-reacción.

Por eso cuando oramos debemos tener especialmente en cuenta lo que pedimos y cuánto tiempo le dedicamos a ese momento tan sublimemente importante en que nos acercamos al Padre.

Es necesario que entendamos que nos estamos presentando frente al Creador de todas las cosas y por el ÚNICO Intercesor que tenemos, podemos llegar hasta Él con nuestros pedidos o nuestra intercesión.

Nuestras oraciones para ser respondidas deben ser oídas y en eso consiste uno de los mayores secretos de esta relación tan personal con Dios, en saber que Él nos escucha.

Por tanto debemos poner todo nuestro empeño en el momento de las oraciones, levantar un auténtico clamor para llegar al Soberano sobre todas las cosas y aguardar  confidamente a que sean respondidas.

En la Biblia hay pasajes que nos recuerdan que el pueblo elegido por Dios esperó casi de 200 años para que el Creador escuchara sus oraciones. Clamemos para que nuestra oración sea eficaz!

Jeremías 29:12
Diego Acosta García

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