PERSEVERAR

Según las normas del mundo todo tiene que ser rápido, inmediato, pues no hay tiempo para perder en nada ni en nadie. Este parecer ser un fundamento de la forma en que vivimos.

Este sentido de la urgencia rige todas las actitudes de quienes están atrapados en esta maraña de lo perentorio, sin aceptar ninguna forma de dilación.

La urgencia está relacionada con lo corta que es la vida? O está relacionada con la necesidad de lograr éxitos y consideración social sin esperar ni siquiera un tiempo mínimo o razonable?

Si todo estuviera relacionado con lo corta que resulta la vida, entonces podríamos decir que la inmediatez se podría justificar desde la perspectiva de quienes no tienen mayores propósitos en sus vidas.

El éxito o el triunfo por si mismos no son una razón suficiente como para que nos agotemos en esfuerzos que se terminan cuando inesperadamente, se nos acaba la vida.

Ante tanto despropósito conviene recordar lo que Jesús nos enseñó acerca de la vida cristiana, en el sentido de que es un proceso y en el que solo vale perseverar.

Si cambiamos la urgencia de lo perentorio por la perseverancia en crecer espiritualmente cada día más, transformaremos nuestras vidas, le daremos sentido, sabiendo que nos espera la Vida Eterna.

Lucas 8:15
Diego Acosta García

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