SÉPTIMO MILENIO: EL ABUELO BASTIÁN

Como todos los niños, nosotros también tuvimos nuestra historia preferida, solo que esta historia no era un cuento sino algo verdadero que había ocurrido hace ahora alrededor de 150 años.
El abuelo de mi abuela materna tenía una hija pequeña que enfermó gravemente y en poco tiempo advirtieron que la niña no viviría más que unas pocas horas.
En esas circunstancias, el abuelo Bastián en la Andalucía profunda fue a ver al cura del pueblo para que bendijera a la niña que se estaba muriendo, pero entonces ocurrió algo inesperado.
El cura le pidió dinancianoero a Bastián para bendecir a su hija. Ante ello el abuelo le dijo: Yo tengo más fe que usted, así que yo mismo voy a bendecir a mi hija porque no creo que Dios cobre por bendecir a nadie.
La primera vez que escuché esta historia era monaguillo de la iglesia católica, no sabía que era la muerte porque todavía no se había presentado en mi familia, pero si sabía de Dios porque lo mencionaban en la iglesia.
Con los años tanto a mi abuela como a mi abuelo siempre les pedía que me contaran la historia, que por supuesto me sabía de memoria, pero que siempre me impresionaba como la primera vez.
Reflexionando sobre este recuerdo me planteo y les planteo: No será el tiempo de dar un paso de fe como dio el abuelo Bastián? No será que este es el momento de despojarnos de las ataduras, como lo dio aquel varón hace casi siglo y medio?
Creemos que es la hora de las actitudes de firmeza, de demostrar que creemos y en quién creemos. Hagamos como Bastián y demos un paso al frente. Porque Dios es el mismo del abuelo y es también el nuestro.
Una aclaración: No me consta y ahora no hay nadie vivo para que lo aclare, que el abuelo se llamara realmente Bastián. Suponemos que en realidad se llamaría Sebastián. No importa el detalle, nos quedemos con el ejemplo.

Diego Acosta García

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