SÉPTIMO MILENIO: ESPÍRITU OLÍMPICO? III

Ante el inicio oficial de los Juegos Olímpicos de Londres, recordamos la intención con la que comenzaron, que fue la de honrar a Zeus la máxima deidad de los griegos, que con los romanos se conoció como Júpiter.

La consagración de los Juegos de Olimpia a Zeus es inequívoca, como también los sacrificios de animales que se realizaban para rendir culto al dios.

Los Juegos en la actualidad están impregnados de los principios del humanismo, que exalta los valores del hombre promoviendo el éxito personal y la razón, como valor supremo.

Frente a estas realidades debemos orar para que la Soberanía de Dios prevalezca sobre la consagración a dioses y sobre la exaltación del hombre como centro del universo.

Seamos conscientes que el gran espectáculo de los juegos, además de ser un negocio económico de una enorme magnitud, es también el símbolo de consagraciones a dioses ajenos al Único Dios.

Diego Acosta García

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