SÉPTIMO MILENIO: LA CRUELDAD Y LA HIPOCRECÍA DE LOS HOMBRES

En estos días en los que estamos siendo conmovidos por las imágenes del enfrentamiento entre Israel y los terroristas palestinos, es bueno reflexionar sobre un aspecto que no se menciona casi nunca.
Son dos actitudes frente a la misma cuestión. El Estado de Israel ejerce el legítimo derecho a la defensa ante los ataques con cohetes que incluso pueden afectar a sus dos ciudades emblemáticas: A Jerusalén y Tel Aviv.
Los dirigentes israelíes adoptaron el sistema de defensa llamado Escudo de Hierro, que destruye a los cohetes terroristas cuando por su dirección pueden afectar a un núcleo poblado.
Su eficacia ha reducido considerablemente el número de muertos en Israel, motivo permanente de preocupación de los líderes del país a quienes afecta directamente cada vida perdida.
Por el contrario en Gaza los terroristas palestinos instalan sus centros de operaciones y de lanzamientos de cohetes en zonas densamente pobladas, con un doble propósito.
Tratan de impedir de esta manera que los ataques israelíes se vean disminuidos por la probabilidad de que se produzcan muertos civiles en sus acciones.
Esta actitud revela solamente la preocupación por la salvaguarda de la vida de los dirigentes y de sus aliados, en detrimento de quienes son sus compatriotas, en un juego hipócrita e inmoral.
Como es posible que digan que lloran a sus muertos, si ellos mismos exponen a la población civil a los riesgos directos del enfrentamiento? Por qué no se explica esta situación?
Hasta cuando los cruelmente llamados “escudos humanos” serán un mero argumento de propaganda? Es evidente que debemos de lamentar todas las muertes.
Pero también es evidente que es lícito dejar manifestada la diferente actitud en la preservación de las vidas. En Israel se las defiende y en Gaza se las expone deliberadamente.
Pensemos en esta cruel situación y también en las responsabilidades de quienes dicen defender a su pueblo, pero montan en medio de la población sus mandos estratégicos y sus centros militares.

Press SM – Diego Acosta García

Deja una respuesta