SÉPTIMO MILENIO: POR QUIÉN MORIMOS?

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Cuando ocurren tragedias como la que está enlutando a España, es pertinente no caer en el facilismo de atribuir lo ocurrido a la “fatalidad” o a la “mala suerte”, que no existen.
En las tragedias siempre hay un componente humano. Eso es absolutamente inevitable. Pero lo que no es inevitable es aceptar que nunca existan responsables de nada ni por nada.
El caso más reciente de España mueve a formular algunas preguntas: Tenía este tren de alta velocidad los mecanismos de seguridad necesarios  para circular?
Si los tenía, por qué no obraron, a pesar de la  actuación de los dos maquinistas? Por qué los dos maquinistas no hablaron de estos sistemas de advertencia?
Es posible que un tren que puede circular a 250 kilómetros por hora no tenga señales que adviertan de los riesgos de cualquier maniobra? Y si los hubiera tenido, actuaron?
Y si no actuaron, de quién es la responsabilidad de autorizar la circulación de un tren que no estaba en condiciones de seguridad indispensables para evitar accidentes?
Más preguntas: Quién o quienes autorizaron la circulación de trenes que no tenían los controles de seguridad necesarios para evitar accidentes? Quién o quienes se hacen responsables por esta situación?
La culpabilidad atribuible a los maquinistas es demasiado obvia, como para que sea la única. No debería renunciar el ministro responsable de los transportes en un país ante una tragedia de semejante magnitud?
No solamente estamos hablando de España. Hablamos de cualquier país donde se produce una tragedia y al final termina siendo responsable el portero del ministerio…
Ruego se me dispense la ironía, pero es un método contundente de expresar una idea relacionada con la responsabilidad de los funcionarios, la responsabilidad de los legisladores. De los políticos en última instancia.
Provoca indignación ver rostros de funcionarios supuestamente compungidos por el dolor que ellos mismos provocaron, por su ineptitud, ineficacia o en el mejor de los casos por su indolencia.
Pensemos y obremos. Reclamemos a los mismos que nos piden nuestro voto, para que se hagan cargo de las tragedias que nos enlutan, que provocan vacíos imposibles de llenar. No todo es fashion en la vida!

Diego Acosta García

www.septimomilenio.com

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