SIMPATÍA

Por aquello de la empatía, un pastor decidió que en lugar de predicar él cedería su lugar a otra persona con la que tenía una estrecha relación de amistad.

Esta decisión le provocó inquietud porque advertía que era arbitraria y no se correspondía con el orden natural con el que debía obrar.

Cuando llegó el día de la predicación no había nadie más preocupado ni más interesado que el pastor  por conocer el mensaje que traería a lmensaje1a congregación a quién había designado.

Como ocurre tantas veces el predicador buscó de convertirse en más importante que el mensaje, demostrando una alta dosis de vanidad personal.

Incluso llegó a incurrir en una problemática interpretación de un pasaje sobre la vida de Pablo, que estaba alejada de lo que la propia Palabra de Dios nos revela.

Finalmente tras el mensaje el pastor con doloridas palabras enmendó el error y humildemente pidió perdón a la congregación, por el mensaje y por su decisión equivocada.

Resulta evidente que cuando forzamos una situación para satisfacer nuestras necesidades o a los afectos personales, podemos cometer graves errores. No nos apartemos de lo que sabemos que Dios ha establecido.

Eclesiastés 7:25
Diego Acosta García

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