DIOS Y EL ANHELO

DEVOCIONAL

Seguramente todos hemos tenido un anhelo en lo más profundo de nuestro corazón, de tan difícil cumplimiento que un día lo descartamos por completo.

Eso es exactamente lo que me ocurrió: durante años atesoré un anhelo hasta que finalmente decidí poco más o menos que archivarlo porque pensaba que era irrealizable.

Para explicarlo en pocas palabras: Mi anhelo no estaba al alcance de mis posibilidades humanas y consideré que la idea de abandonarlo era la mejor decisión posible. Pero a pesar de eso nunca dejé de agradecer al Omnipotente por todo.

Cuando esa decisión estuvo enraizada en mi corazón, Dios obró! Lo hizo a partir del momento en que comprendí que con mis fuerzas nada podía hacer.

Pero al Todopoderoso le había placido que tuviera ese anhelo y que lo considerara fuera del alcance de mis fuerzas. Entonces ÉL pudo hacer realidad lo que había deseado durante tanto tiempo.

La enseñanza es qué si obramos por nosotros mismos, estamos intentando ocupar el lugar del Eterno. Si aceptamos nuestra incapacidad Dios puede mostrar su Misericordia.

Éxodo 20:6
Y hago misericordia a millares,
a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

REGALO INMERECIDO

DEVOCIONAL

Cuando cumplí dos años más que el medio siglo, hacía unos pocos días que había aceptado al Señor como mi Salvador y no sabía que sería el mejor regalo de aniversario que he recibido en toda mi vida.

Han pasado 27 años de ese domingo tan especial en el que por primera vez entré en una iglesia evangélica y sin comprender mucho lo que veía, sí supe con absoluta certeza que era lo que estaba deseando encontrar.

Es necesario el paso el tiempo para comprender como son los planes de Dios para cada uno de nosotros, porque difícilmente en  el momento en que ocurren los grandes acontecimientos no sabemos ni siquiera que están sucediendo.

Agradezco al Eterno por ese presente que sigue siendo maravilloso varios años después y también agradezco tener la posibilidad de entender lo que representa.

Nunca pensé en tener un regalo tan valioso sin merecerlo, por lo que humildemente le doy las gracias al Creador de todo.

2 Samuel 22:47
Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios de mi salvación.

Diego Acosta / Neide Ferreira