DIFÍCIL

DEVOCIONAL

En una ocasión escuché que hacer un devocional por la mañana era muy difícil, porque no había tiempo para nada.

El argumento era que desde el momento en que uno se levanta, hay muchas cosas para hacer y todas con horarios, de manera que apartar unos minutos para Dios complicaba el comienzo del día.

Estas son las cosas que se escuchan y que quedan en algún pliegue de la memoria, pero que el Espíritu rescata a modo de inquietud acerca de cómo es nuestra relación con el Eterno.

Si ponemos la cuestión por la pasiva, podríamos llegar a la conclusión de que también el Todopoderoso está muy ocupado y que no tiene esos minutos que le negamos, para dedicarnos a nosotros sus hijos.

Está Dios tan ocupado que deja de mirarnos, de preocuparse por nuestras vidas?

El solo imaginar esto me produce temor, porque me siento desprotegido, abandonado, solo en un mundo hostil y perverso. Puede que este sea el método del Supremo, para recordarme que me debo a ÉL.

Miqueas 6:8
Oh hombre,
él te ha declarado lo que es bueno,
y qué pide Jehová de ti:
solamente hacer justicia, y amar misericordia,
y humillarte ante tu Dios.

Miqueias 6:8
Ele te declarou,
ó homem, o que é bom;
e que é o que o Senhor pede de ti,
senão que pratiques a justiça, e ames a beneficência,
e andes humildemente com o teu Deus?

Diego Acosta / Neide Ferreira

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ESPERAMOS O DESESPERAMOS?

Una frase del mundo asegura que quién espera, desespera!

Esta frase es una de las grandes verdades con las que se manejan quienes viven bajo la influencia mundana, dando como cierta una consecuencia del hecho de esperar.

Confieso que durante mucho tiempo, también hice mía esta afirmación, por la sencilla razón de que también formaba parte de mi realidad.

Creo que somos muchos lo que significa desesperarse cuando estamos esperando algo…cualquier cosa que sea, desde una respuesta hasta la compra de algo muy valioso.

Un día dejé de creer en esta frase y a entender que no se puede vivir de esta manera, bajo una casi permanente desesperación.

Por qué?

Porque desde nuestra humana condición, es natural y lógico que todos los días estemos esperando algo. Pero si seguimos viviendo como el mundo desea que vivamos, continuaremos así.

Cuando acepté a Jesús, comprendí el grave error que estaba cometiendo por desesperarme ante una espera. Casi, hasta lo consideré absurdo.

Cuando esperamos en Dios, lo hacemos con la confianza de que todo llegará y lo que llegue será lo mejor para cada uno de nosotros.

Entonces: Por qué desesperarnos?

Miqueas 7:7

Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación;

el Dios mío me oirá.

Miqueias 7:7

Eu, porém, esperarei no Senhor; esperei no Deus da minha salvação;

o meu Deus me ouvirá.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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TRAMPA

No hay peor trampa, que la que somos capaces de tendernos nosotros mismos.

Y caemos en ella con una facilidad sorprendente, porque es lo que tenemos en el corazón, aunque digamos lo contrario.

Y por mencionar una de esas trampas, para utilizarla como ejemplo, hablaremos de lo que llamamos la falsa modestia.

Es decir: Lo que simulamos delante de los demás, para aparecer como hombres y mujeres dotas de ese carácter tan especial que tienen los verdaderamente modestos.

La trampa consiste en que toda esa actuación casi teatral, la comenzamos a tomar como verdadera a medida que vamos viendo los buenos resultados que logramos.

Cada vez somos más osados en nuestro ejercicio de mostrar a los demás, la modestia que no tenemos pero que sí mostramos.

Y un día esa trampa nos atrapa y advertimos que nos habíamos olvidado de lo esencial: Podemos engañar a todos, menos a Dios.

ÉL sabe lo que hay en nuestro corazón, aunque nuestra boca proclame lo contrario. Y entonces nos sentiremos indefensos, para afrontar el Juicio que caerá sobre nosotros.

La falsa modestia quedará al descubierto, como lo que es: Otra forma de mentira, que comienza por afectarnos a nosotros mismos.

Miqueas 6:11

¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa

y bolsa de pesas engañosas?

Miqueias 6:11

Seria eu limpo com balanças falsas?

E com um saco de pesos enganosos?

Diego Acosta / Neide Ferreira

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TODA SORTE DE EXCELENTES FRUTOS…

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CONGREGAÇÃO SÉTIMO MILÊNIO

TODA SORTE DE EXCELENTES FRUTOS…

Toda sorte de excelentes frutos, novos e velhos; eu vos reservei, ó meu amado. (Cântico dos Cânticos 7.13)

Às vezes abro a Bíblia e me impacto com o que leio e fico pensando (pregando para mim mesma) sobre o lido.

Hoje não foi diferente: Frutos velhos e frutos novos!

Devemos dispensar os frutos velhos? Ou devemos aproveitar que são mais doces e “sugar” esse açúcar? Não servem para mais nada os frutos velhos? Servem para geleia, compotas, colocar na salada para dar um dulçor, usar para plantar um fruto novo.isso: usar para plantar um fruto novo

E quando comer os frutos novos? Se nos antecipamos estarão verdes e ácidos, ou se colhermos antes podem estar aguados e não ter nenhum sabor. Tudo tem seu tempo determinado, já falou Salomão – o Sábio.

Quando penso em uma manga que comi há uns dias lembro-me do sabor doce que tinha e não de que tive que lavar, tirar a casca, cortar…frutos velhos são para lembrar e trazer à memória (Lamentações 3:21) o agradável do fruto e pensar que a outra manga vai estar tão boa como essa e assim ter ânimo para plantar, colher e comer esse fruto novo.

Frutos novos nos aportam frescor, vitaminas, certa acidez necessária – alegria de um tempo novo.

O que Deus tem para nós é uma pergunta que fazemos sempre, e para a qual buscamos resposta constantemente em várias partes (devocionais matinais, versículos do dia, uma palavra postada nas redes sociais, etc.)

Miqueias 6:8 – nos fala o que Deus requer de nós: “que pratiques a justiça, ames a benevolência e andes humildemente com Deus”

Quando plantarmos a semente do Espirito Santo colheremos o fruto fresco que trás vida!

Teremos sempre frutos novos, desfrutando do bom sabor dos frutos que já colhemos e comemos, alegrando-nos de poder plantar e colher, sabendo que cuidar da terra é muito importante para ter bons frutos.

Deixe que o Espirito Santo lavre e limpe a terra do teu coração – lugar de onde procede a vida – plante a semente da palavra de Deus, regue com a Água viva e os frutos nascerão e serão abundantes e bons!

Elié Ferreira

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