LOS MALVADOS

Es razonable desesperarse al ver como prosperan los malvados y crecen sus obras?

No es triste comprobar cómo la maldad domina el mundo?

Estos pensamientos son lícitos en nuestros días, pero también lo fueron en los lejanos tiempos de Job. Él también advertía como los malvados obraban también con aparente impunidad.

Antes como ahora la maldad se enseñorea de la tierra y sus pobladores. Lo que no es cierto es que esto complazca al Eterno!

Job no aceptaba que esta realidad fuera para siempre, así como nosotros tampoco la debemos aceptar. Solamente pensemos que cada día nos acercamos más al final de los tiempos.

Entonces serán los lamentos de los malvados y el suspiro de esperanza de quienes creemos en Jesús. Mientras tanto perseveremos en nuestras buenas obras.

Siempre habrá alguien que repare en lo que hacemos y sea capaz de creer en quién nos inspira. El mal nunca prevalecerá sobre el Bien.

Y Jesús será Rey de Reyes, cuando lo veamos por segunda vez en la Tierra.

22:29

Quando te abaterem, então, tu dirás:

Haja exaltação! E Deus salvará ao humilde

Job 22:29

Cuando fueren abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá;
y Dios salvará al humilde de ojos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

EL DECRETO

El rey Astartejes escribió una carta a Esdras en la que le comunicaba que todos quienes quisieran seguirlo a Jerusalén, podían hacerlo.

Se ponía fin al exilio en Babilonia y ahora comenzaba un nuevo tiempo en la Ciudad Santa, con la reconstrucción del muro y poblando la ciudad.

Y no solamente eso: El propio rey y sus súbitos hicieron ofrendas para la Casa del Eterno que estaba en Jerusalén y les fueron devueltos los utensilios de oro que en su momento fueron arrebatados del Templo.

Astartejes además de anunciar otras ayudas que debían ser entregadas prontamente, se pregunta: Por qué demorarlas arriesgando que el Dios de Israel descargara su ira sobre su reino y sus hijos?

Este impresionante pasaje que recuerda el Libro de Esdras, nos debe servir de referencia en la hora de las dudas.

Si Dios que es Rey de Reyes consiguió doblar la voluntad del soberano de Babilonia, como no podrá ayudarnos en el tiempo de la dificultad?

Que hay tan poderoso que Dios no pueda vencer?

Esdras 7:27

PT – Bendito seja o Senhor, Deus de nossos pais, que tal inspirou ao     coração do rei, para ornarmos a Casa do Senhor, que está em Jerusalém.

ES – Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

LA ESPERANZA…!

Hay quienes niegan que debamos tener esperanza!

Tal vez porque alientan a los hombres a vivir de acuerdo a su propia capacidad y a ser los artífices de los hechos que formarán parte de su paso por la tierra.

Si nos preguntamos: Debemos o no debemos de tener esperanza, la respuesta es rotundamente afirmativa. Debemos tener esperanza!

Solamente que de una manera completamente distinta a quienes exaltan al hombre por el hombre mismo. La esperanza nos debe conducir a la Majestad del Soberano!

Es la que nunca nos desilusionará, la que nunca nos hará sentir infantiles, ni tampoco amantes de las fantasías o las ilusiones.

En mis primeros tiempos de creyente, cuando aún precisaba los alimentos de los niños, pensaba que la esperanza no era propia de quiénes éramos seguidores de Jesús.

Era porque no conocía su verdadera dimensión y la comparaba con mis anteriores formas de concebir la esperanza.

No sabía que se fundamentaba precisamente en el Hijo del Hombre, en las promesas del Padre y en el total cumplimiento de todas las que se hicieron en el pasado y se formularon para el futuro.

No tiene más esperanza el que mente llena su mente de fantasías, ni el que se adjudica grandes hechos. Todo lo contrario, se alejan cada día más de lo verdadero.

Si nuestra esperanza está depositada en la Vida Eterna y en la certeza de la venida de Jesús como Rey de Reyes, NUNCA seremos defraudados.

Creer en eso es absolutamente legítimo y habla de nuestra confianza en el Hijo de Dios. Tengamos viva la buena esperanza!

Salmo 146:5

PT – Bem-aventurado aquele que tem o Deus de Jacó por seu auxílio

       e cuja esperança está posta no Senhor, seu Deus.

ES – Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,

        cuya esperanza está en Jehová su Dios.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

VERGUENZA

He leído que una joven mujer comentaba que tenía vergüenza de hablar sobre quienes eran sus padres.

Primero con sutileza y luego con toda claridad, decía que esa vergüenza la afectaba en las relaciones personales y especialmente con la familia de quién era su novio.

Admito que la declaración me causó una profunda sorpresa, porque comprendía la situación, pero me costaba imaginar lo que ocurriría con esta hermana.

Podemos tener vergüenza de nuestros padres?

Quizás si la mujer de la historia hubiera pensado en la profundidad del mandato bíblico con relación a nuestros padres, no lo hubiera hecho.

De acuerdo a lo que dijo la hermana, tal vez imaginaba que una de las soluciones posibles era inventarse un pasado y con sus padres escondidos en un cajón profundo y con varias llaves para no ser abierto.

El caso me dio una gran pena!

Por ella y porque recordé cuántas veces he omitido hablar de mis padres, quienes eran, que hacían, de donde habían venido y donde estaban.

Acaso no fue advertido Pedro de que negaría a Jesús?

Si negamos a nuestros padres, un día haremos lo que el discípulo negó. Y ocurrió, no una sino tres veces!

Negar a nuestros padres, en el fondo no es otra cosa que negar la Autoridad de Dios!

Negar a nuestros padres es pretender corregir lo que el Eterno ha establecido como bueno, lo que nos coloca en una abierta posición de rebeldía.

Negamos a nuestros padres y no somos capaces de afirmar que somos hijos del Rey de Reyes!

Salmo 103:17

PT – Mas a misericórdia do Señor é de eternidade a eternidade sobre aqueles que o temem,  e a sua justiça sobre os filhos dos filhos.

ES – Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com