UN DÍA TRÁS OTRO…

Podríamos decir que uno de los mayores problemas que debemos enfrentar los humanos y los creyentes en especial, es el afán, el que nos domina en determinados momentos y nos hace perder la calma.

Tanto es así que nos sentimos obligados a recordar que por mucho que lo intentemos, el orden natural de las cosas no se altera y que un día sigue a otro, un viernes a un jueves, aunque no nos agrade.

Nuestro afán pretendería que del jueves pasáramos a un lunes aguardando una respuesta que suponemos que es vital para nuestro futuro y nos desgastamos en cavilaciones y también en ensueños.

Por qué nos pasa esto con el afán? La respuesta es bastante sencilla desde la perspectiva espiritual: Simplemente porque nuestra confianza en Dios se difumina según la intensidad de lo que esperamos.

Es tanta nuestra ansiedad que nos olvidamos de una cuestión fundamental: Dios está en el control de todas las cosas, es el Soberano sobre todo lo que ocurre.

Si solamente recordáramos esto, nos evitaríamos horas amargas con nuestro afán, porque sabríamos que todo está bajo la Autoridad del Eterno y que lo que tenga que ocurrir ya está determinado.

Aprendamos de las experiencias que vivimos, que el afán es un enemigo poderoso, al que solamente podremos derrotar si entendemos que Dios siempre nos dará siempre lo mejor, no lo bueno que pretendemos.
Juan 5:19
Diego Acosta García

Deja una respuesta