YO SOY ASÍ

Con notable frecuencia afirmamos que somos de una determinada manera y lo hacemos con gran contundencia, dejando más que claro que es casi inmodificable lo que decimos

Con esa certeza nos comportamos y vamos afirmando tanto para los demás como para nosotros mismos, que hay una forma de ser que no podremos cambiar.

Este comportamiento nos conduce lentamente a convencernos que hay una determinada forma de ser que tenemos que inamovible y de la que tal vez nos sentimos contentos.

La cuestión es: esto es verdaderamente así? Y nosotros podemos pensar que sí, que esto resulta tal y como lo planteamos, sin pensar en ninguna variante.

Lo cierto es que si nos consideramos hijos de Dios esta forma de proceder no es la más correcta, por cuanto siempre debemos estar preparados a ser transformados.

En la dirección que nos marca el proceso que nos debería llevar a ser semejantes a nuestro Señor, al autor de nuestra fe, para que parecernos a Él sea el gran logro de nuestra existencia.

Por esta razón debemos ser muy prudentes en nuestras afirmaciones y permitir que el Señor pueda obrar en nuestra vida y dejar de ser como somos para ser como Él quiere que seamos.

Job 36:22
Diego Acosta García

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