Hay quienes sostienen con mucha razón que vivimos en una burbuja y que dentro de ella nos sentimos cómodos, seguros, ajenos por completo a lo que ocurre a nuestro alrededor.
Precisamente esta cuestión de la burbuja se opone radicalmente a lo que Jesús oró al Padre, para pedirle que no nos quitara del mundo, sino que nos guardara.
Por qué Jesús pidió esto al Padre? Porque es necesario esparcir Su Luz y vivamos y seamos parte del mundo, no para contaminarnos con sus realidades, ni con sus miserias.
Jesús pidió al Padre que nos guardara en el mundo, para que podamos ser una referencia a quienes viven en la más cruel frivolidad y lo que es peor, en la mayor indiferencia con relación al dolor de otras personas.
Estamos en el mundo para ser Luz y Sal, no para vivir en la comodidad y en la tranquilidad que nos pueden dar cuatro paredes, con la simbología de una burbuja.
No podemos alegar que nos alejamos del mundo para meditar o reflexionar, ni siquiera para orar. Porque no fue ese el mandato que Jesús nos dejó, todo lo contrario.
Rompamos con la seguridad de nuestra burbuja, de ese imaginario einútil refugio y salgamos al mundo a llevar la Palabra de Salvación, contando con la verdadera seguridad que es el cuidado del Señor.
Diego Acosta García
Juan 9:5