Hace muchos años llegó a la ciudad donde yo vivía un refugiado político, que con el paso del tiempo se convirtió en un cantor representativo de su pueblo y llegó a ser un hombre de una enorme notoriedad.
La anécdota se completa, con lo que decían quienes fueron sus compañeros antes de su éxito. Lo destacaban porque era amigo de sus amigos y un gran defensor de sus convicciones.
Cuando murió se exaltaron esas dos actitudes. Amigo de sus amigos y defensor de sus convicciones. Nunca fue creyente y podría decirse que estaba en las antípodas de serlo.
Sin embargo desde esta perspectiva fue un ejemplo para no claudicar ni ante los poderosos ni ante la adversidad. Pero por sobre todas las cosas, fue un buen amigo.
Pensando en él imaginamos a Jesús hablando con quienes no debía hablar y visitando a quienes no debía visitar y comiendo con quienes no debía comer.
No era eso lo que le molestaba a muchos de los hombres de su tiempo? Que se acercara a quienes no debía acercarse y que desechara tener relación con el poder?
Aquel cantor de la historia hizo sin saberlo lo mismo que Jesús. Por eso no fue olvidado, aún por quienes no compartimos sus pensamientos políticos.
No tengamos miedo en obrar como Jesús. Seremos marginados pero estaremos a su lado!
Hechos 2:22
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira