Hay palabras que de tanto ser usadas o mal utilizadas, se tornan vulgares y pierden su significado original.
Una de esas palabras es ícono!
La sociedad alude constantemente a personas que pueden ser tomadas como referencia, por ser demostrativas de algunos atributos, que difícilmente podríamos considerar virtudes.
Lo más notable de estas situaciones, es que en la mayoría de los casos se trata de hombres o mujeres cuyas vidas tienen de notable, casi todo aquello que podríamos considerar grandes fracasos personales.
Pareciera que vidas llenas de problemas, de angustias o de tremendos errores, tienen un atractivo que puede vincularse con el lado destructivo o el lado oscuro del mundo.
Esos personajes a los que se eleva a la categoría de íconos, son más bien merecedores de un profundo sentimiento de misericordia que de cualquier otro tipo de reconocimiento.
Observando la vida de Jesús, podemos fácilmente comprobar la tremenda diferencia que hay entre quién proclama la Vida y quienes eligen adentrarse tras las peligrosas fronteras de las tinieblas.
Jesús proclamó su mensaje de Esperanza para los hombres que lo reconocieran como su Señor y su Salvador.
He podido ver el dramático final de una persona que está considerada un ícono de nuestro tiempo y he sentido una profunda pena por su fracaso y también por la exaltación de su frustración.
Escudriñemos con atención todo aquello que nos rodea y lo que se nos muestra como una referencia, sin que se pueda saber muy bien de qué y para qué.
Jesús nos llama a vivir bajo Su Luz y no bajo el dominio de las tinieblas.
Lucas 1:79
PT – Para alumiar os que estão assentados em trevas e sombra de morte, a fim de dirigir os nossos pés pelo caminho da paz.
ES – Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;
Para encaminar nuestros pies por camino de paz.
Diego Acosta / Neide Ferreira