Mientras en todo el mundo utilizábamos las consabidas frases hechas relacionadas con el nuevo año, sintetizada en tres palabras: salud, dinero y amor, estuvimos viviendo al borde un auténtico precipicio.
En intensas negociaciones se debatió en Estados Unidos acerca de leyes impositivas, que de no haberse aprobado hubieran generado una gran recesión y por extensión al resto del mundo.
Ese precipicio económico que hizo tambalear a las bolsas de todos los continentes, es una elocuente demostración de la fragilidad de la economía mundial.
Puso también en evidencia de cómo la realidad nos llama la atención sobre lo que es verdaderamente importante, con relación a cómo vivimos, como pensamos y como obramos.
Resulta fundamental que en estos tiempos de tanta incertidumbre, como lo demuestra lo ocurrido en Estados Unidos, nos aferremos más que nunca a la Palabra de Dios.
No permitamos que la frivolidad se introduzca en nuestras vidas, porque es altamente nociva, podríamos decir que de una alta toxicidad y puede llegar a apartarnos de lo único verdadero.
Diego Acosta García