HACER

Todos los creyentes hemos aprendido que la fe viene por el oír, una verdad fundamental que debemos atesorar para continuar creciendo espiritualmente y no ser niños todo el tiempo.

Oír es un requisito tan importante como su consecuencia: Obrar. Si nos quedamos solamente en el oír seremos siempre oidores pero nos faltará el complemento indispensable.

Ser hacedores de la Palabra es lo que confirma las obras de nuestra fe y es una cuestión absolutamente importante para que nos podamos mostrar como creyentes en acción.

Si Abraham solamente hubiera oído nunca obrar1hubiera terminado la obra extraordinaria que el Eterno había dispuesto para su vida, al abandonarlo todo y partir hacia donde se le mandaba.

Es así como debemos comportarnos. Oír la Palabra y luego ponerla por obra para que verdaderamente podamos servir a los propósitos que han sido establecidos para nuestras vidas.

No dudemos ni un momento en seguir oyendo la Palabra, para aprender más y para ser mejores maestros en el futuro. Pero tampoco dudemos ni un momento en ponerla en práctica.

Solamente así seremos hombres y mujeres que crecemos al impulso de lo que aprendemos oyendo y cumpliendo los mandatos que vamos aprendiendo.

Deuteronomio 30:8
Diego Acosta García

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