Ninguno de nosotros podrá afirmar que no fuimos advertidos acerca de que en el mundo tendremos aflicciones. Jesús nos anunció que sería así y por lo tanto debemos estar preparados para cuando llegue el día malo.
Podemos tener la certeza que ese día llegará y entonces comenzará nuestra búsqueda de respuestas para tratar de encontrar una salida ante las situaciones que se nos presenten.
Es indudable que en ese momento debemos ser más que honrados con nosotros mismos, para escuchar la respuesta que recibiremos del Señor con el Espíritu.
Esto significa que deberemos de tener el oído atento a aquello que se nos diga, porque no podremos elegir entre lo que nos gustaría escuchar y lo que se nos revele.
Esa es la verdadera cuestión, que muchas veces recibimos la respuesta que estamos esperando pero como no es la que deseamos, la ignoramos y seguimos buscando.
Es muy parecido a lo que nos ocurre cuando recorremos Iglesias buscando una Palabra que nos conmueva, cuando en realidad lo que debemos es encontrar la Palabra que nos guíe.
En la hora de la aflicción preparemos nuestros oídos para ser receptivos de aquello que el Espíritu nos revelará, para que nuestro camino sea el Camino del Señor.
Proverbios 16:1
Diego Acosta García