En estas horas hemos leído palabras y palabras a propósito de la mujer, que tienen la sonoridad de lo hueco y la consistencia de lo obvio, porque hay bastantes razones para no celebrar nada.

Día de la Mujer en los países musulmanes? Y sus derechos? Quienes reclaman por sus derechos? Prácticamente nadie. Coartada: es un problema religioso.

Día de la Mujer en África? Y los derechos de sufren ablaciones sexuales, quienes lo reclaman? Prácticamente nadie. Coartada: es un problema cultural.

Día de la Mujer en Occidente? Y los derechos de quienes son acosadas o cobran menos que los hombres por su trabajo, quienes lo reclaman? Muy pocos. Coartada: es un problema de la sociedad.

Día de la Mujer en el mundo? Y los derechos de quienes son maltratadas hasta la muerte? Quienes lo reclaman? Coartada: es un problema de la sociedad.

Cuando hablamos de celebrar algo nos agotamos en las palabras. Nos desgastamos con las coartadas y finalmente hacemos mucho para que todo siga igual.

Apelamos al maestro Matthew Henry para recordar tal vez el verdadero sentido de lo que supuestamente celebramos este día:

La mujer fue formada de una costilla (es decir, del costado)  de Adán;
no fue hecha de su cabeza como para tener dominio sobre él;
ni de sus pies, como para ser pisoteada por él;
sino de su costado, para ser igual a él, de debajo de su brazo para ser protegida, y de junto a su corazón para ser amada.

Diego Acosta García