DEVOCIONAL
Jesús enseñó en el momento de su juicio en Jerusalén el alto valor del silencio. Lo que significa callar cuando seguramente la actitud natural de los seres humanos sería lo contrario.
El Hijo del Hombre no se defendió y ante las reiteradas preguntas siguió guardando silencio, para evidenciar que de nada vale que nos justifiquemos y mucho menos que nos defendamos.
Esto es válido si tenemos en nuestro corazón la certeza de que es Dios el que justifica, de que es el Padre quién nos defiende y qué confiando en eso, permanecemos callados.
Estas reflexiones me hacía a propósito de una situación en la que en otros tiempos y en las mismas circunstancias, hubiera tratado de defenderme y aclarar mi causa.
Teniendo la convicción de no haber hecho nada malo y de que el Todopoderoso lo sabe más que nadie, tengo que pensar que la justificación, llegará, pero nunca por mi propia defensa.
Marcos 15:4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
Diego Acosta / Neide Ferreira