EL SILENCIO

DEVOCIONAL

Jesús enseñó en el momento de su juicio  en Jerusalén el alto valor del silencio. Lo que significa callar cuando seguramente la actitud natural de los seres humanos sería lo contrario.

El Hijo del Hombre no se defendió y ante las reiteradas preguntas siguió guardando silencio, para evidenciar que de nada vale que nos justifiquemos y mucho menos que nos defendamos.

Esto es válido si tenemos en nuestro corazón la certeza de que es Dios el que justifica, de que es el Padre quién nos defiende y qué confiando en eso, permanecemos callados.

Estas reflexiones me hacía a propósito de una situación en la que en otros tiempos y en las mismas circunstancias, hubiera tratado de defenderme y aclarar mi causa.

Teniendo la convicción de no haber hecho nada malo y de que el Todopoderoso lo sabe más que nadie, tengo que pensar que la justificación, llegará, pero nunca por mi propia defensa.

Marcos 15:4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.

Diego Acosta / Neide Ferreira

LO IMPORTANTE…

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

LO IMPORTANTE ES LO QUE DIOS OPINA DE TI.

Cuando hablan bien de nosotros, o dicen de nosotros cosas que nos dejan en buen lugar nos sentimos contentos y queremos que todos sepan lo que se dice. Pero cuando alguien dice algo que no es agradable e incluso dicen de ti algo que es mentira, la reacción es instantánea: defendernos y desmentir. ¿Qué aprendemos de Jesús?
No presentar defensa.

Dios todo lo sabe de ti, él defiende tu causa, ¿ Que ganas con desmentir una mentira? Los que te conocen saben que no es verdad. Y los que no te conocen aunque lo desmientas creerán lo que quieran creer. Sigue caminando con Jesús, vivirás lo mismo que Él vivió, que no es fácil, pero el resultado es: VICTORIOSO.

(Marcos 15:1-5) «Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices. Y los principales sacerdotes le acusaban mucho. Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús ni aán con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.»

Lourdes Diaz

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