Seguramente habremos experimentado el difícil momento en el que tenemos que dar palabras de consuelo a una persona cercana, que ha perdido a un ser amado.
Quizás es más difícil todavía porque sabemos que el verdadero consuelo no proviene de las palabras que podamos decir, sino que está originado por el Amor del Señor.
En el mundo esos momentos son especialmente dramáticos porque se suman a quienes verdaderamente comparten el dolor, con aquellos otros que hacen acto de presencia por “cumplir”.
Hasta en esas circunstancias el cinismo y la hipocresía del mundo se manifiestan, demostrando el estado interior de quienes viven según las normas de la sociedad.
Por eso cuando nos enfrentamos a la dura realidad de compartir el dolor con quienes lo sufren, seamos sinceros y verdaderamente seamos solidarios en nuestro aliento.
Quienes hemos vivido circunstancias muy dolorosas sabemos que importante es tener la presencia y la palabra de los amigos y de los hermanos, porque nos recuerdan que no estamos solos.
Sin embargo, nunca olvidemos que el Consuelo verdadero, es el Consuelo del Señor! Que Él consuele a los que sufren!
Romanos 12:15
Diego Acosta García
Música: Neide Ferreira