ESPECTADOR

Durante un tiempo un hermano nos llamó la atención por su continua presencia en los Cultos y en todas las reuniones que se programaban como actividades de la Iglesia.

Además, lo que verdaderamente provocaba interés es que junto con esa presencia perfecta, tenía otra actitud desconcertante: Nunca participaba en nada.

Un día le comentamos lo que habíamos advertido y nos dio una respuesta significativa: Es verdad, yo trato de venir a todas las reuniones de la Iglesia, solo como espectador.

Pero hermano, la Iglesia no es un cine para venir de espectador. Su respuesta fue todavía más llamativa: Claro que no es un cine, pero siendo espectador tengo derecho a la crítica porque no he hecho nada.

Nuestra respuesta fue contemporizadora: Tiene razón, los que no hacen nada no pueden ser criticados por nada y generalmente critican todo. Él dijo: Ese es precisamente mi caso, por eso soy espectador.

Ante la convicción con que defendía sus ideas decidí confrontarlo con la Palabra. Eso quiere decir que Ud. no es ni frío ni caliente.  Respondió: Exactamente, no soy ni frío ni caliente.

Le recordamos el pasaje de Apocalipsis con el mensaje a la Iglesia de Laodicea y quedamos en volver a conversar. Lo cierto es que nunca más volvió a la Iglesia, ni tampoco respondió a ningún llamado.

Pensamos que lamentablemente había elegido seguir siendo espectador y lo que es más grave todavía, decidido ser tibio.

Apocalipsis 3:15-16
Diego Acosta García
Música: Neide Ferreira

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