Una mujer se preguntaba: Como se puede hablar de cadenas en estos tiempos? Y ella misma se contestaba: Si nadie está encadenado, a menos por lo que yo sé.
Fue necesario explicarle a esta señora que lo de las cadenas era una alegoría, porque en realidad de lo que se estaba hablando era de las ataduras que significan las mentiras.
Ella mostró su sorpresa y al comprender el sentido del mensaje, dijo que tal vez resultaba un poco exagerado, porque todo el mundo mentía, unos más y otros menos.
Por esa misma razón, le contestamos, estamos todos encadenados. Una mentira tiene que ser cubierta necesariamente con otra mentira y al final quedamos atrapados por esas cadenas.
Este pequeño debate nos introduce en el tema de la peligrosidad que tienen las mentiras. Puede que creamos que a veces se trata de pequeños engaños, pero lo cierto es que son mentiras.
Hace muchos años leímos la historia de un esclavo que había sido liberado por su amo y que se sentía desprotegido al no tener que llevar las cadenas que lo habían uncido desde niño.
Esto es lo grave de las mentiras. Estamos tan habituados a mentir que no advertimos que estamos encadenados y entonces no reconocemos el valor que tiene liberarnos de esa atadura.
Digamos siempre la Verdad, aunque nos duela o no nos convenga!
Juan 8:32
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira