Que desasosiego produce la persona que esconde la verdad cuando declara públicamente en un juicio o ante otras personas, permitiendo que sus inconfesables propósitos sean más importantes que cualquier otra cosa.
Podemos imaginarnos el corazón de quién habiendo jurado decir la verdad, la manipula, la niega o la tergiversa para sacar provecho de una mala acción.
Obrando de esta manera puede lograr ventajas personales, pero puede hasta acabar con la vida de quién ha sido sometido a este amargo procedimiento denunciado en la Palabra de Dios.
Cuando leemos en la Biblia acerca de estos casos, tendemos a creer que pertenecen al pasado y que no tienen mucho que ver con el tiempo en el que vivimos.
Sin embargo hoy falsea su testimonio el que declara y muchas veces acepta esta tergiversación el propio juez que debería administrar con sabiduría las leyes que juzgan las faltas de los hombres.
Pareciera que todo nos es posible y que nada de lo que hagamos tendrá su precio. Hasta llegamos a creer que nunca nadie se enterará de nuestro accionar.
Pero la equivocación es muy grande. Por todo pagaremos y nada permanecerá oculto!
Poner en juego la reputación de una persona o exponerla a ser condenado por nuestro falso testimonio, es tan grave que no nos libraremos de las consecuencias.
La Verdad siempre prevalecerá sobre la mentira y quienes la falseen serán siempre castigados!
Proverbios 25:18
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira