Conversando con una amiga, llegamos a una conclusión sorprendente: Como podemos decir… mañana haré esto y pasado lo otro?
Esta forma de comportamiento revela hasta que punto estamos desorientados con relación a nuestra condición humana y a la despreocupación con la que nos olvidamos del tema.
Parece evidente que nos comportamos como si nuestra vida no tuviera un límite, como si fuéramos a vivir un largo número de años y muchas veces, como si esa decisión dependiera de nosotros mismos.
Tan falsos son unos argumentos como otros.
Lo cierto es que en el desconcierto en el que vivimos, llegamos a confundir muchas de las opiniones del mundo y las trasladamos con mucho entusiasmo a nuestra burbuja cotidiana.
Puestos en este punto, parecemos incapaces de negarnos de participar de la desesperada lucha de los humanos por pretender seguir siendo jóvenes, a pesar de los años pasadis de ese tiempo de la vida.
Más grave resulta todavía, cuando pretendemos que la cirugía corrija lo que la más elemental aplicación de la razón, nos indica. En otras palabras: Desafiamos a Dios buscando postergar el ciclo de la madurez y la vejez.
Oremos para que el Eterno nos conceda Sabiduría para entender que Su Plan, se cumplirá inexorablemente. Oremos para comprenderlo y para disfrutarlo tanto con nuestros hijos como con nuestros nietos.
Job 16:22
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira