Es probable que en la mayoría de las familias, se guarden historias de problemas serios entre algunos de sus miembros. Para sintetizar estas situaciones se acostumbra decir: Esto solo lo arregla Dios…!
Durante años se van generando situaciones que el paso del tiempo en lugar de mejorar o de aliviar, como es de esperar, va deteriorando cada vez más hasta llegar a extremos casi insoportables.
Los más cercanos a estos casos, luego de haberlo intentado casi todo, llegan a la conclusión que lo que debe ocurrir es que una de las partes asuma una postura de firmeza.
Es también una manera de poner término a una situación donde los grandes perjudicados son siempre los niños. Si alguien toma una decisión poniendo fin a una determinada manera de vivir, pueden ocurrir cosas.
Al menos eso es lo que se espera y también lo que se busca. No siempre esta clase de actitudes terminan con un final feliz. Pero el consuelo que siempre queda, es el de haber puesto término a algo muy difícil.
Además de todo lo expuesto, siempre hay un remanente, que a pesar de todo clama al Señor por una solución sobrenatural. Y según pasan los años parece que esas oraciones no fueron escuchadas.
Hasta que un día, de una manera sorprende e inesperada ocurre algo. De una situación se deriva otra y finalmente las personas involucradas en el problema, comprenden su situación y deciden solucionarla.
La frase más escuchada: Esto es un milagro! Y por supuesto que lo es. Dios siempre responde cuando oramos en la dirección correcta.
Entonces ocurren sus milagros!
Éxodo 11:7
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira