EL EQUILIBRIO TEMERARIO

La mayoría de nosotros alguna vez a lo largo de su vida tal vez se tuvo que enfrentar con una decisión que suponía un alto riesgo, fundamentalmente porque suponía un equilibrio muy difícil.

El equilibrio  se relacionaba o se puede relacionar con aquello que deseamos hacer y que nosotros sabemos que no nos está permitido por nuestras creencias.

Entonces se  establece en nuestro interior una auténtica lucha, para tratar de auto-convencernos que en determinadas circunstancias el supuesto de la flexibilidad es asumible.

A partir de ese momento nos exponemos seriamente a enfrentar situaciones que seguramente nos afectarán con el paso del tiempo, porque una vez que cumplimos el propósito inicial,  llega el tiempo de la reflexión.

Seguramente entonces nos lamentaremos amargamente por haber intentado ese equilibrio tan precario, entre lo que nos atrae, nos deleita, nos arrebata y lo que debemos hacer.

Amargamente tendremos que aceptar que todo lo que resulta atractivo tiene una duración fugaz y que lo permanente es lo que verdaderamente alimenta nuestra vida espiritual.

Por buscar equilibrios temerarios podemos llegar a afectar gravemente nuestra condición de hijos de Dios, llevándonos a situaciones que solo nos provocarán angustia y desilusiones. No forcemos el equilibrio.

Proverbios 1:7
Diego Acosta García

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