A SEMEJANZA…

Leyendo sobre las situaciones que afrontó Jesús por sanar a quienes lo precisaban, durante el Shabat, vino a mí una severa advertencia.

Acaso no me parecía a los fariseos que recriminaban al Hijo del Hombre, sanar en un día tan especial?

Por qué eran tan inflexibles frente a la necesidad de los hombres?

Se podían compadecer por una oveja, pero no frente al sufrimiento de un enfermo?

Ocurre que en el día a día, mis comportamientos están más cercanos a esa dureza de los fariseos, que al Amor que enseño Jesús.

Por eso me resultó muy difícil de admitir que ciertamente me parezco más a los fariseos que al humilde Hijo de Dios que llegó desde Nazaret hasta Jerusalén.

Es fundamental respetar la Ley, pero también es primordial que nunca nos olvidemos que quién sufre, debe ser aliviado sin esperar a que el Shabat de nuestra mente, lo determine.

Solamente así, podremos comenzar a ser Semejanza del Eterno!

Mateo 12:10-14

Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?[a]

El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?

Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.

Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.

Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.

Mateus 12:10-14

 E estava ali um homem que tinha uma das mãos mirrada; e eles, para acusarem Jesus, o interrogaram, dizendo: É lícito curar nos sábados?  

E ele lhes disse: Qual dentre vós será o homem que, tendo uma ovelha, se num sábado ela cair numa cova, não lançará mão dela e a levantará? 

Pois quanto mais vale um homem do que uma ovelha? É, por consequência, lícito fazer bem nos sábados.

Então disse àquele homem: Estende a mão. E ele a estendeu, e ficou sã como a outra.

E os fariseus, tendo saído, formaram conselho contra ele, para o matarem.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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