En una pausa del grupo de alabanza de una congregación la joven que era la primera voz, comenzó a aquejarse amargamente de su apariencia, de su aspecto físico.
Dijo que para ella era una frustración mirarse todos los días en el espejo, que le devolvía una imagen con la que no estaba de acuerdo y que le gustaría mucho si pudiera, poder cambiar.
El hermano responsable del grupo con la ayuda del Espíritu, pudo encontrar la respuesta oportuna. Hermana, le dijo, usted es una bendición para todos nosotros, pero lamentablemente no podemos permitir que siga en la alabanza.
Ella le preguntó sorprendida, por qué estaba diciendo eso. Entonces él se explayó: Amada hermana, se espera de nosotros que seamos un ejemplo para las demás personas.
Y no es un buen ejemplo que haya alguien que alabe al Señor si está en rebeldía hacia Él. La joven lo miró y le contestó: Pero si yo no estoy en rebeldía…!
La sabia contestación fue esta: Hermana su rebeldía con el Señor se manifiesta al no aceptar su apariencia, porque Ud. es como a Él le ha placido que sea.
La joven lloró arrepentida… y continuó en la alabanza. Somos como al Señor le ha placido que seamos. Él nos creó así y así nos utilizará para extender el Reino. Nunca lo olvidemos!
2 Corintios 5:12
Diego Acosta García