AMBIGUO

Hypocrite
Probablemente analizando otros momentos del pasado, podamos llegar a la conclusión que tenían mucho de ambigüedad.

Probablemente también sea bastante aproximada a la realidad, que los tiempos en los que vivimos sean los más relacionados con las ideas y con las palabras difusas.

Una cosa está relacionada con la otra. A ideas difusas corresponden necesariamente palabras del mismo tono, porque caso contrario habría grandes contradicciones.

Como siempre para aclarar mejor los conceptos es importante recurrir a la Palabra de Dios, donde encontraremos la Verdad aplicada a todas las situaciones.

Jesús nunca fue ambiguo!

Jesús nunca habló insinuando el valor de las palabras!

Todo lo contrario, fue categórico cuando correspondía y fue duro cuando fue necesario!

Teniendo semejante ejemplo, por qué somos tan dubitativos en nuestras expresiones?

Por qué no somos capaces de hablar con rotundidad?

La primera explicación que podríamos dar, es porque esta forma de comportamiento tiene la ventaja de que siempre estamos dejando puertas abiertas para las excusas.

Obrando así, dejamos la posibilidad de argumentar que se nos ha interpretado mal o que en realidad quisimos decir una cosa y nos confundimos, diciendo otra.

No advertimos que nos estamos alejando de Jesús cada vez que procedemos de esta manera, porque corremos el riesgo de tergiversar la Verdad.

No basta proclamar nuestra fidelidad al Señor!

Nuestros hechos desmienten nuestras palabras y omitimos el fiel cumplimiento de aquello que nos fue mandado.

No me basta con decir que soy seguidor de Jesús!

Debo demostrarlo en cada una de mis actitudes y también de mis expresiones.

El Hijo del Hombre no nos enseñó la ambigüedad!

Marcos 7:6

Diego Acosta / Neide Ferreira

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