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Cada vez que recibimos la noticia de un embarazo deseado se nos llena el corazón de alegría porque es como si recibiéramos una nueva confirmación de las promesas del Eterno.

Esta alegría por la nueva vida que se está gestando es también un aliciente para saber que en el proceso de nuestro crecimiento como creyentes avanzamos hacia el objetivo final.
Los hijos representan un delicado presente que el Señor nos concede para que lo guardemos, lo cuidemos, lo enseñemos recordando siempre que no son de nuestra propiedad.flia

Esto pone de manifiesto de manera absoluta la condición de buena nueva que representan. Una buena nueva que se acrecienta cuando quienes nos dan la noticia de un embarazo son personas ligadas a nuestros afectos.

Disfrutemos de estos momentos tan gratos, de tan íntimo regocijo porque nos alegramos por la alegría de otros, no por nuestras circunstancias ni por nosotros mismos.

Alegrarse de esta manera es igual de importante como cuando lloramos con quienes lloran, aunque seamos ajenos al dolor en forma directa. Esta es una manifestación del Amor que el Señor nos reclama.

Honremos al Señor con nuestra alegría por el anuncio de una nueva vida, así como también Honremos al Señor cuando alguien parte hacia Él. En la alegría de los hijos reconocemos la Grandeza de su Amor!

Deuteronomio 4:40
Diego Acosta García

www.septimomilenio.com

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