Seguramente que siempre habrá personas empeñadas en tratar de ocultar como es su realidad, para evitar que otros conozcan lo que se considera en el mundo como un fracaso.
Esto fue lo que ocurrió con un matrimonio que durante años aparentaron una forma de vida que no era la verdadera y así ocultaron las penurias que estaban viviendo.
Para ellos era preferible eso, a tener que reconocer que su situación era más precaria de lo que nadie se podía imaginar. Pero como nada permanece oculto, finalmente un día todo quedó revelado.
Tanto él como ella estaban enfermos y toda esa fantasía de disimular se derrumbó cuando finalmente tuvieron que pedir ayuda a las personas más próximas.
Aún los más cercanos se quedaron asombrados de la forma en que vivían y del drama que significaba para ellos el día a día. Y lo que fue peor: Muchas situaciones se hubieran podido evitar si hubieran procedido con franqueza.
Esta parte amarga de la vida nos debe enseñar que podremos engañar a los hombres, pero nunca podremos engañar a Dios. Ellos sabiendo sobre Jesús nunca pusieron en práctica sus enseñanzas.
Prefirieron salvar las apariencias a mostrar como su cotidiana lucha por la supervivencia, era un ejercicio de pequeñas miserias que fueron minando sus espíritus y sus cuerpos.
Jesús nos advirtió que en la vida tendríamos aflicciones, pero las de esta historia fueron resultado de actitudes personales que tienen mucho que ver con el doble ánimo. Vivamos basados en la Verdad!
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira