ÁRBOL

Bosque8
Desde que los hombres podemos mirar los paisajes desde las alturas, hemos podido comprobar cómo fácilmente se puede adivinar como es un curso de agua.

Sea un gran río como un pequeño cauce, resultando más evidente en los grandes cursos, ver como los árboles crecen en sus orillas.

Pero llama poderosamente la atención como se puede seguir el desarrollo de un pequeño caudal, siguiendo la línea de los árboles que están a sus costados.

Tal vez estas evidencias nos sirvan como ejemplo, como los árboles saben aprovechar las condiciones más favorables para subsistir.

Es muy difícil encontrar a un árbol de una cierta copa, lejos de un curso de agua, lo que revela las dificultades que tiene para encontrar su sustento fundamental.

Nada más que con seguir estos elementales ejemplos que nos brinda la naturaleza, casi podríamos escuchar a Jesús, dándonos otra de sus grandes enseñanzas.

Solamente a los hombres que viven según su fe, se los puede distinguir del resto, porque viven confiados en que estarán a salvo de las grandes tempestades de la vida.

Por eso es que se nos reclama que seamos buenos ejemplos, antes que grandes portadores de la Palabra, porque un buen ejemplo siempre se advertirá, aunque sea un gesto silencioso.

Como los árboles los hombres debemos estar siempre cerca de los ríos de aguas vivas que emanan de la Palabra de Dios, el gran Río de nuestra vida.

No sería concebible vivir alejados de ese gran Río, sin tener que padecer las grandes dificultades que se afrontan estando alejados de la fuente de vida que es la Palabra.

Aprendamos esta lección de vida!

Jeremías 17:7-8

Diego Acosta / Neide Ferreira

Foto: Federico Acosta – https://efedeaphotos.wordpress.com/

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