CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

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PROYECTO

Cada tanto recuerdo la tarde que en una reunión de jóvenes, se discutía con gran entusiasmo como debería ser el país en el que les gustaría vivir.
Los proyectos se sucedían uno tras otro y revelaban la base espiritual con la que estaban formados los protagonistas de la historia.
Todo fue muy bien hasta que alguien lanzó una pregunta que paralizó la reunión y el entusiasmo.
No habrá nunca un proyecto de país, si antes no sabemos qué hacer con nuestras vidas. Ese debe ser el proyecto inicial, no les parece?
Lo que antes era una auténtica catarata de ideas y de posibilidades se convirtió en un acusado silencio, solo alterado por quienes se consultaban con murmullos y gestos muy elocuentes.
Para romper semejante clima, hicimos una reflexión. Me llama la atención la sorpresa que les ha causado este cambio en el debate, porque todos tenemos un modelo para desarrollar nuestra vida personal.
Entonces volvió la animación y finalmente todos se preguntaron cuál era el modelo para definir el proyecto personal, si es que verdaderamente existía.
Tomó la palabra la anciana que dirigía el estudio bíblico y con gran rotundidad les dijo: El modelo para tener una vida perfecta y para hacer un país perfecto, es Jesús!
De nuevo volvieron las ideas y en medio de ese nuevo ambiente, alguien reflexionó: Claro que Jesús es el modelo, pero como hacemos para alcanzarlo?
Este precisamente es un excelente comienzo: Saber que tenemos un modelo maravilloso y que depende de cada uno, tratar de asemejarse a ÉL lo más que nos sea posible.
Pero es muy difícil, dijo una de las jóvenes que más habló sobre el futuro del país. Por supuesto, nadie dijo que sería fácil y el propio Mesías nos anticipó que sería de esa manera.
Pero si no aspiramos a lo mejor, como pretendemos que haya un país mejor para nosotros, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos?
Con gran alegría pudimos comprobar las personas mayores que estábamos en la reunión, que el debate volvió a animarse, renovada por la certeza de la existencia del modelo.
Cada vez que me preocupo por la realidad de lo que ocurre, me recuerdo con ilusión a esos jóvenes que una tarde tuvieron la osadía de proyectar un mundo según el modelo de Jesús.

Diego Acosta

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