Por el simple hecho de no verlas, podemos pensar que las ataduras no existen.
En el fondo, todos sabemos que las ataduras que no se pueden ver, son las más firmes, las más duraderas, las más perjudiciales.
De este tema he hablado conmigo mismo durante bastante tiempo, porque es algo que debemos enfrentar, aunque nos resulte doloroso.
Y romper las ataduras que no se ven, es más difícil todavía de hacer!
Son aquellas con las que nos aferramos al pasado, a algunos momentos de nuestra vida que nos resultaron placenteros.
También son ataduras algunos errores sobre los que persistimos, porque a pesar de que sabemos que son cosas que no debemos hacer, las realizamos porque nos resultan agradables.
Como trato de romper mis ataduras?
Confrontando mi vida con las enseñanzas de Jesús, admitiendo mis errores, mis iniquidades y todo aquello que puede ser considerado pecado.
Es un ejercicio diario, constante…que tiene su recompensa, al saber que cada victoria, por pequeña que sea, me acerca al grandioso objetivo de vivir, como el Dios Todopoderoso manda que viva!
Isaías 28:22
ES – Ahora, pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos.
PT – Agora, pois, não mais escarneçais, para que vossas ligaduras se não façam mais fortes; porque já ouvi o Senhor Jeová dos Exércitos falar de uma destruição, e esta já está determinada sobre toda a terra.
Diego Acosta / Neide Ferreira