VIVIR CON MUERTOS

ANTIVIRUS

Una antigua costumbre en una isla de Indonesia, permite que los muertos de una familia sean momificados y formen parte de la vida cotidiana en la casa.

Una costumbre que tiene múltiples interpretaciones, pero una de ellas nos obliga a reflexionar esa tendencia que tenemos los seres humanos a buscar a los muertos, como si nos pudieran dar algo de vida.

De esta manera por ejemplo, imitamos torpemente una más que antigua práctica celta, de negociar con los muertos y que llevó a la exaltación de Halloween.

Recordemos que las normas que el Dios Todopoderoso, nos dejó en el Libro de Deuteronomio 18:11-12: ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

Recordemos: el trato de cualquier tipo con los muertos es abominación para Dios.

Diego Acosta

LA BOCA ABIERTA

DEVOCIONAL

Los tremendos acontecimientos que estamos viviendo nos acercan al anunciado tiempo del fin, que Jesús profetizó ante sus discípulos antes de los sucesos cruciales del Juicio y el Gólgota.

Frente a estos terribles hechos, no somos capaces ni de cerrar la boca, señal inequívoca de como NO estamos espiritualmente preparados para lo que vendrá.

Pensaba en esto, porque alarma el silencio de nuestras iglesias, de nuestras instituciones, escondidas o ignorantes de la realidad, refugiadas en la dudosa seguridad de los lugares de culto.

Jesús nos alertó, no para estemos con la cruda actitud de la boca abierta o distraídos, sino para que estemos preparados para seguir nuestro día a día, pero con el arma de la oración en el espíritu y en la boca.

NO para que dejemos la boca abierta, en señal de indiferencia o de no saber que hacer, cuando sin embargo nos seguimos declarando hijos de Dios.

Si tenemos la boca abierta, evangelicemos. Y si la tenemos cerrada, oremos clamando Misericordia.  No seamos tibios!

Mateo 24: 8 Y todo esto será principio de dolores.

Diego Acosta / Neide Ferreira