DE QUIÉN QUIERES SER ESCLAVO?

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

Si dices que no eres esclavo del pecado, pero no eres esclavo de Cristo, permíteme decirte que « eres esclavo del pecado».
Ro.- 1:1 dice: Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el Evangelio de Dios,
Escuché decir a alguien: Estoy bien en ésta iglesia porque hago lo que quiero y no me dicen nada.
Tristemente vemos que hay quien prefiere tener los bancos ocupados a confrontar a los que quieren hacer lo que les da la gana. No te inquietes si tu congregación es de las que está medio llena, Jesús caminó con pocos dispuestos a servirle incondicionalmente, Jn 6:66.- Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.
Ya lo dijo Pablo, seguir a Cristo no es fácil, es un camino de renuncia, para que se enseñoree Cristo no puede enseñorearse el pecado.

Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Porque según el hombre interior, me deleito en la Ley de Dios;
pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Ro 7: 19-25.

Lourdes Diaz

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DEFINICIÓN DE HOMOFOBIA

 

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO
Homofobia es el término que se ha destinado para describir el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como homosexuales. De todas formas, el uso cotidiano del vocablo incluye a las otras personas contempladas en la diversidad sexual, como ocurre con los bisexuales y los transexuales. Incluso, a aquellos seres que mantienen hábitos o actitudes que suelen ser atribuidos al sexo opuesto, como los metrosexuales.
Cabe destacar que la homofobia carece de una definición precisa, ya que no se trata de un concepto de alcance estrictamente psiquiátrico. Hay quien considera homófoba a toda persona que no respalde o no se manifieste a favor de la homosexualidad. Sin embargo, la noción hace referencia a la discriminación, es decir, al rechazo o a la persecución.
«Ni rechazo ni persigo ni repudio a los homosexuales, bisexuales, transexuales o metrosexuales, cada uno vive su vida como quiere.
Exijo el mismo derecho para mi, yo creo en Dios, en lo que dice su palabra y en Jesucristo como Señor y Salvador.
Yo no acuso, ni ridiculizo, no persigo, ni fuerzo a nadie a creer lo que yo creo, porque no soy yo la que ha creado los cielos y la tierra ni todo lo que en ella hay.
Yo no establezco las leyes ni obligo a nadie a que las cumpla, todos seremos juzgados eso lo tengo claro y después nadie podrá decir ¡¡yo no lo sabía!! Aunque yo enmudezca tu realidad será la que es.
Dice la Palabra de Dios que nadie podrá (por mucho que se afane) añadir un codo a su estatura, y nadie podrá dejar de ser lo que es por mucho que lo quiera».

Lourdes Diaz

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AMAR HASTA DAR LA VIDA

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

Se cuenta que durante la Primera Guerra Mundial dos hermanos que se habían enrolado en el ejército fueron asignados a la misma unidad. Al poco tiempo los destinaron al frente, a las trincheras. En la guerra de trincheras de aquel tiempo, cada bando cavaba una red de zanjas frente a las líneas enemigas. De tanto en tanto, uno de los dos bandos lanzaba una ofensiva con el objeto de penetrar en las defensas del adversario. En una de esas ofensivas, el hermano menor cayó malherido en tierra de nadie, la peligrosa franja de terreno situada entre las trincheras de uno y otro bando.

Cuando el mayor, que seguía atrincherado, vio el apuro en que se encontraba su hermano, comprendió instintivamente lo que debía hacer. Se desplazó por la trinchera, abriéndose paso entre los soldados hasta dar con su teniente.

—¡Tengo que rescatarlo! —le dijo, haciéndose oír por sobre el estruendo de la batalla.

El oficial le respondió:

—¡Imposible! ¡Te matarán en cuanto asomes la cabeza!

Pero el muchacho se zafó del oficial, que lo tenía sujeto, salió a gatas de la trinchera y se lanzó en busca de su hermano menor, desafiando el incesante fuego enemigo.

Cuando éste lo vio llegar, le dijo en voz baja:

—¡Sabía que vendrías!

El hermano mayor, que para entonces también había sido alcanzado por las balas, a duras penas consiguió arrastrar a su hermano hasta la trinchera, donde ambos cayeron agonizantes.

El teniente, con los ojos llenos de lágrimas, le preguntó al mayor:

—¿Por qué lo hiciste? ¡Te advertí que morirían los dos!

A lo que el soldado respondió con una última sonrisa:

—Tenía que hacerlo. No podía defraudarlo.

Filipenses 2:4 Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.

Lourdes Dias

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EN LA DIFICULTAD HAY UNA OPORTUNIDAD

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SÉPTIMO MILENIO

Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal rebuznó por horas mientras el campesino trataba de buscar la forma de ayudarle pero finalmente decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo necesitaba ser tapado con urgencia, así que echando tierra podría solucionar los dos problemas a la vez. Con ese fin pidió ayuda a sus vecinos.
Cada uno tomó una pala y empezaron a echar tierra al interior del pozo. El burro al notar lo que se le venía encima empezó a rebuznar con más fuerza pero después de un rato se aquietó. La gente no lo veía y pensaba que habría quedado enterrado pero lo que realmente sucedía era que el burro estaba ocupándose de sacudirse la tierra que le arrojaban con cada palada.
Al poco tiempo, para sorpresa de todos, empezaron a verse las orejas del asno que, apoyándose en la tierra que se sacudía y caía al suelo, estaba logrando elevarse. Cuando llegó a la altura de la boca del pozo, dando un salto, salió corriendo alegremente dejando boquiabiertos a sus supuestos enterradores.”
Podemos aprender de este burro, que a pesar de todos los problemas que se le venían encima al rato se aquietó y comenzó a elegir lo que le convenía hacer. No se dejó llevar por pensamientos negativos, tampoco se enganchó en las criticas o juicios que le hicieron, no quedo pensando en el pasado, en todo lo bueno que había hecho y que ahora con eso le pagaban, no se quedó quieto preso de la tristeza y el dolor, el desengaño que se había llevado de su amo, el no adoptó la posición de pobrecito yo, el dejó de ser víctima de las circunstancias y asumió responsabilidad por sus miedos, controló sus emociones y no esperó a que los demás lo hicieran feliz.
El burro se convirtió en protagonista, cada vez que le echaban tierra se sacudía fuertemente hasta que pudo salir del pozo. El transformó el problema en una bendición. Podemos salir del pozo de la desesperación o del lodo cenagoso si nos convertimos en gerentes de nuestra vida. Todos deseamos correr alegremente por la vida, sin estrés, sin angustia, sin presiones, llenos de paz y gozo.
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” (Salmo 40:1-3).

Lourdes Dias

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EL SIERVO VIGILANTE

 

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Hace unos días hablaba con mi hijo Aarón acerca de una multa de tráfico que pusieron a alguien conocido,  en un tramo cercano al destino al que viajaba la persona. Faltaban algunos kilómetros así que con el deseo de llegar pisó el acelerador un poco más de la cuenta y aunque parece ser que llevaba un GPS,  éste no le avisó porque estaba en un lugar escondido y el aparato no actualizado no lo detectó.

Yo le decía a mi hijo no se puede bajar la guardia y él me contestó que en un viaje tan largo y cuando estás deseando llegar es posible que te descuides y no vayas todo lo atento que deberías porque lo único que quieres es llegar.

Todos sabemos que hay unas normas de circulación y tenemos que respetarlas, el GPS es un buen invento pero no lo soluciona todo al fin y al cabo es una máquina hecha por manos de hombres.

Es importante cumplir las normas de principio a fin del viaje para que no nos llevemos una sorpresa. Confiarte en el GPS y bajar la guardia puede suponerte una multa,  pero puede ser peor y puede costarte la vida.

El radar puede estar al principio en medio o al final del viaje y tú cuando vas conduciendo tienes que poner en práctica todo lo aprendido en el código de circulación.

Esto me hizo meditar en la palabra del libro de San Marcos 13: 33-37 que dice: Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuando será el tiempo.

Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio su autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa; si al anochecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuándo venga de repente, no os halle durmiendo. y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

No bajes la guardia, no te duermas, no te relajes, no dejes tu vida y tu salvación en manos de nada ni de nadie. Se te ha dado un código de vida, la palabra de Dios y en ella se te dice como debes de vivir. Cíñete al código y tenlo en cuenta desde el principio hasta el final, en ello te va mucho más que una multa, te va la vida. VELAD.

Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras antorchas encendidas; Y vosotros semejantes á hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y llamare, luego le abran.

Bienaventurados aquellos siervos, á los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten á la mesa, y pasando les servirá.

Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga á la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos.

Esto empero sabed, que si supiese el padre de familia á qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.

Vosotros pues también, estad apercibidos; porque á la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá. Lucas 12: 35-40.

Lourdes Diaz

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