Blog… del TIEMPO!
Esta dramática alternativa se presenta obstinada, muy a pesar de quienes tratan de ignorar la realidad y prefieren vivir la cara amable de la vida.
En Turquía donde hay miles de refugiados sirios el argumento de la ayuda es cambiado, al de la explotación. Probablemente esto sea desmentido con la falsedad de la explicación tergiversada.
Pero por mucho que se intente disimular esta realidad, es la dura comprobación que en cualquier tiempo siempre habrá quienes sacan ventaja de las situaciones más difíciles y con las personas más vulnerables: Los niños!
Algunas fábricas turcas emplean la mano de obra más barata y dócil que se pueda lograr: La de niños que son en muchos casos la única fuente de ingresos para la familia.
Dominar los accesos de un niño es muy fácil, mucho más cuando sus padres necesitan los ingresos de quienes son menores de edad y sin ninguna perspectiva de futuro.
No hay estudios para la mayoría de los niños refugiados, pero si trabajos brutales para sus edades y pagos que revelan como es de codicioso el corazón del hombre.
En estos casos la Declaración de los Derechos de los Niños, es una abstracción total, que existe quién lo puede negar, pero que no se cumple. Quién lo puede negar.
Conocer la realidad nos hará menos cómplices. Desde la perspectiva personal no podemos hacer nada. Pero no nos engañemos.
Hay algo muy importante que podemos hacer, quizás lo más importante: Orar clamando al Señor por Justicia por la explotación de los niños en Turquía. Y en todo el mundo!
Diego Acosta
Foto y fuente: Dario El País – España