Cuando pensamos como podemos bendecir a otras personas, siempre nos imaginamos que es orando, intercediendo, clamando por sus vidas y sus necesidades.
Desde luego que es una manera preciosa de bendecir a quienes nos rodean o aún a aquellas otras que estando lejanas, sabemos que están en pruebas o en aflicción.
Debemos recordar que además de orar tenemos otras maneras de bendecir y debemos estar atentos para percibir las necesidades que quienes nos rodean puedan tener.
Hemos recibido el mandato de amar al prójimo y bendecir forma parte de ese mandato, puesto que nos preocupamos con misericordia de los problemas de los demás.
Bendecir es también una forma de alejarnos de nuestras actitudes egoístas que nos impiden llorar con el que llora y sufrir con el que sufre, que es como debería ser nuestra vida de creyentes.
Bendigamos con nuestras oraciones y también con nuestros hechos, aquellos que representan ayudas o aquellos que representan tener amor a través de actitudes humildes y sin grandilocuencias.
Escuchar con paciencia, con atención es también otra forma de bendecir, a quién precisamente necesita que se lo escuche, que busca comprensión y sobre todo busca amor en otra persona.
Deuteronomio 15:10
Diego Acosta García