MATAR EN EL NOMBRE DE ALÁ

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Combatir enemigos y eliminarlos es el principio de todos los enfrentamientos. Pero matar una persona a otra por la diferencia de su creencia, supera toda forma de racionalidad.

Por mucho que se trate de explicarla con los acontecimientos ocurridos tras la muerte de Mahoma, que por sorpresiva no dejó un sucesor específico.

Desde entonces se enfrentan chiitas y sunitas. Unos defendiendo que el sucesor de Mahoma debe ser alguien descendiente de su familia y los otros, apenas un diez por ciento del total de musulmanes, que quién suceda al líder muerto debe ser alguien designado según el Corán.

El último atentado del daesh o el estado islámico, contra los chiitas en Bagdad conmociona y preocupa. Más de dos cientos muertos en un atentado brutal. Perpetrado cuando cientos de personas terminaban con los ritos del Ramadán.

La explicación no es menos tortuosa y perversa: En el marco de las permanentes operaciones de seguridad de los soldados del califato en la ciudad de Bagdad, un muyahidín logró hacer estallar su coche bomba en una concentración de renegados. Obviamente aludía a los musulmanes chiíes.

Si la brutal matanza de musulmanes por musulmanes, que dejó más de dos cientos muertos, se justificó de esta manera, que esperamos los occidentales para enfrentar con decisión a este odio irracional?

Volvemos a preguntarnos: Hasta cuando la tolerancia?

Recordemos que quienes matan de esta manera, matan en el nombre de Alá. Y todos quienes no pensamos ni creemos como ellos, somos sus enemigos y por tanto, víctimas deseables.

Diego Acosta

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