CADA UNO

Al poco tiempo de haber aceptado al Señor me ocurrió algo que en ese momento, no comprendí muy bien.

Miraba a mí alrededor en la congregación y advertía como había hermanos que se distinguían más que otros por lo que hacía, por la forma en que oraban o por su capacidad para predicar.

Entonces pensaba: Me gustaría hacer lo que hace ese hermano o esa hermana, porque parece que es la manera de ser un buen cristiano.

Con el tiempo fui comprendiendo que cada uno de nosotros recibe lo que Dios le ha dado. Y por tanto anhelar lo que otros tienen, es un poco ignorar este principio básico.

Si somos diferentes los dones y talentos serán distintos, por lo que de nada vale hasta envidiar, algo que tiene otra persona.

Así fui comprendiendo que lo único que cabe en esta cuestión, es hacer de la mejor manera que sepamos y con la mayor diligencia posible, aquello que está en nuestras manos hacer.

Es precisamente de eso que responderemos en nuestro Juicio y no de otra cosa. Cada cual se hará responsable de sus hechos y de ninguna otra cosa más.

Jeremías 25:31

Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Jehová.

Jeremias 25:31

Chegará o estrondo até à extremidade da terra, porque o Senhor tem contenda com as nações, entrará em juízo com toda a carne; os ímpios entregará à espada, diz o Semhor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com