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El sol está templando esta fresca jornada del 3 de Octubre en Berlín, en el día que se cumplen 23 años de la Unificación de Alemania, un día especialmente importante destacado como feriado nacional.
Es sorprendente advertir como los ciudadanos alemanes reflejan en la Puerta de Brandeburgo, un poco el símbolo no solo de la Unificación del país sino también de su plena libertad.
Miles de personas se reúnen espontáneamente en la Puerta que en otro tiempo era también el reflejo de la pérdida de la libertad que se concretaba para miles de personas tras el muro.
Podría decirse que los alemanes disfrutan en medio de un clima muy especial de este día tan singular. La plenitud del país es evidente como también lo son los problemas que afectan a la sociedad.
Tal vez sea por eso que la mayoría de la opinión pública apoya sin reservas que la casi legendaria canciller Ángela Merkel, forme gobierno con el otro gran partido del país que representa el pensamiento socialista.
Esta coalición abrumadoramente mayoritaria tiene la confianza de los alemanes para poder proyectar hacia el futuro este presente signado por la tranquilidad que transmite la economía.
Para quienes vivimos en esta ciudad maravillosa, es un placer disfrutar de todas estas sensaciones que resultan más tangibles al ver a padres con sus hijos disfrutar del Día de la Unificación.
Que es también una forma de celebrar la libertad bajo una misma bandera y bajo una misma Constitución. Oremos por este país que fue capaz de pedir perdón por su historia reciente.
A veces pensamos como cambiaría la perspectiva de muchas naciones si gobernantes y gobernados tuvieran la valentía y la humildad de pedir perdón por su pasado y por el daño que causaron.
Es una reflexión para el pedido de oración por los gobernantes y también por quienes los eligieron.
Gracias y bendiciones.
Diego Acosta García