LA BIBLIA ENSEÑA

EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD -VI

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Génesis 2:9

Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

En aquel maravilloso lugar que era el Edén, seguramente el más bello que el hombre pudiera contemplar, Dios había plantado en su centro el árbol de la Vida para que de sus frutos se pudieran sustentar las joyas de su Creación.
Esta cuestión revela como obra el Creador con relación a los suyos. No solo se preocupa de su alimentación, sino que también lo hace con relación a aquello que es tan importante para nuestra especie: La estética.
El árbol de la vida, además de generar el sustento alimenticio, era delicioso para la vista, es decir muy agradable para mirarlo.
También plantó Jehová el árbol de la ciencia o del conocimiento del bien y del mal.
Podemos preguntarnos: Cuál fue el Propósito del Eterno de que el hombre que fue formado a su imagen y semejanza, tuviera conocimiento del bien y del mal?
La respuesta es compleja, pero una aproximación más o menos concreta, podría ser que el hombre Creado por el Eterno, si tenía conocimiento del bien. Esto resulta de haber sido creado según el modelo del Bien en sí mismo, en su más elevada expresión y por haber estado al lado del propio Dios.
Lo que el hombre sí desconocía era el significado del mal, que es exactamente lo opuesto de todo lo que representa el Eterno.
Este razonamiento nos debería hacer reflexionar acerca de cómo desde el primer momento de la existencia del hombre, su vida estuvo vinculada con esa compleja relación tanto con el Bien como con su opuesto, el mal.
Lo cierto es que esta alternativa estaba manifiestamente a la vista, en el centro del Edén. Se trataba de dejar en evidencia lo que sería una decisión relacionada con la obediencia tanto del hombre, como de la mujer, que los haría separarse de forma voluntaria de la relación que tenían con Jehová.
Esto lo debemos interpretar como la aplicación de lo que podemos llamar el “libre albedrío”. Una cuestión fundamental en el vínculo Creador-hombre.

Diego Acosta

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EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD – V

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Génesis 2:8

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente;

y puso allí al hombre que había formado.

Este versículo comienza mencionando a Yahweh Dios, que corresponde al tetragrama sagrado e impronunciable para los hebreos, referente al nombre de Dios: YHWH, Éxodo 3:15, 6:6.
Las expresiones Señor, Señor Dios y Yahweh Dios, son todas equivalentes al tetragrama impronunciable para el pueblo judío.
De esta manera se enfatiza la condición de Redentor y Señor de Israel, según quedó establecido en el Pacto que el propio Dios estableció con su Pueblo. Por extensión debemos considerar que en ese Pacto estamos incluidos los creyentes!
El nombre de Elohim se utiliza una gran cantidad de veces en el Antiguo Testamento y en diversas ocasiones se lo destaca para poner de manifiesto la idea de que Dios es el Creador.
Todo lo que Dios hace tiene un Propósito!
Creó la Tierra y la dotó de las condiciones ambientales para que las nuevas criaturas, los seres humanos podamos vivir en ella. Solamente por completar este concepto, mencionamos que la Tierra tiene la presión atmosférica adecuada para que el hombre pueda sobrevivir y un manto protector que evita que las nocivas radiaciones del espacio, afecten su presencia en el planeta. Cuando estas condiciones inimaginables en aquel tiempo prodigioso, estuvieron resueltas, recién entonces Dios creó al hombre. Y para darle un lugar específico en el que viviera, plantó un huerto en el Edén.
El hombre ya tenía un lugar donde desarrollar su existencia!
Un sitio semejante a ese paraíso creado especialmente para el hombre, era llamado por los babilonios edenu y por los habitantes de las zonas desérticas oásis. En hebreo Edén puede traducirse como bienaventuranza o gran placer. En griego, la palabra paradeisos, constituía una referencia del Edén, ya que también puede traducirse como parque o jardín.
Se deduce su ubicación geográfica considerando la situación material de Moisés en el momento de escribir y por eso se estima que el Edén estaba ubicado en la región que se conoce actualmente como Valle de la Mesopotamia. En lo que sería el territorio actual de Irak.

Diego Acosta

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EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD – IV

 

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Génesis 2:7

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra,

y sopló en su nariz aliento de vida,

y fue el hombre un ser viviente

El Eterno nos amplia los conocimientos relativos al grandioso momento de la Creación del primer hombre de la especie humana. La Joya de su Creación.
A partir de este versículo comienzan a revelarse los detalles de lo ocurrido en el Día 6, Génesis 1:24-31.
Es notable la utilización del verbo hebraico que se traduce como “modelar” que define el trabajo de los artesanos que trabajan con el barro, los alfareros, Isaías 45:9; Jeremías 18:6, produciendo auténticas obras de arte, Job 33:6.
Jehová creó al hombre mezclando los dos elementos básicos de la naturaleza: El agua y la tierra, para formar el barro.
Es relevante advertir que la palabra hebrea adamá, se traduce como “tierra”, lo que tiene un notable parecido con la palabra hombre o ser humano, que se traduce en hebreo como adam, que podría ser interpretado como “formado de la tierra”.
Esto pone en evidencia que la joya de la Creación, tiene su valor no por los elementos físicos que la componen sino por la existencia del alma, Job 33:4.
De esta explicación surge como resultado que tanto los hombres como los animales, compartimos básicamente los mismos elementos fundamentales: Agua y tierra. Por esta razón los estudiosos se sorprenden cuando los hombres y el resto de los seres vivientes, prácticamente compartimos los elementos esenciales. Porque fuimos Creados en base al agua y la tierra. Cuestión esta, que parece que muchos científicos se niegan a admitir, porque iguala a toda la Creación y clarifica la idea de que hemos sido Creados y por un Único Creador.
La grandiosa diferencia reside en que el hombre fue creado a Imagen de Dios, Génesis 1:27, con la capacidad de poder relacionarse con su Creador y con la autoridad para comportarse como mayordomo de todo lo creado, Salmo 8:5-8.
Para quienes creemos en Jesús, esto significa que adquirimos la condición de Hijos y también de siervos, si lo servimos.
El soplo de Vida de Jehová, creó del agua y del barro, la naturaleza del hombre y lo transformó en Un ser viviente. Grandioso e inimaginable para los propios humanos!
Quién sino el Todopoderoso podría hacer algo semejante?
Solamente el Eterno es el gran Autor de todo lo que conocemos y lo que desconocemos!
ÉL es el Poder Creador!

Diego Acosta

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EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD – I

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Génesis 2:4

 

Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos

Jehová Creó el escenario donde se desarrollaría la Historia de la Humanidad sobre la Tierra.
Como pudo saber Moisés todo lo que escribió sobre la Creación, si no hubo testigos humanos?
Todo lo que fue escrito es impropio del conocimiento de la especie, por tanto la única fuente posible es la del propio Creador. ÉL Creó todo con su Palabra y lo reveló a Moisés!

 

Génesis 2:5

 

 

y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,

Esta era la situación de la Tierra hasta antes del día 3.
Para ampliar la comprensión sobre el tema, bueno es indagar sobre la etimología de la palabra “paraíso”.
Lo que se describe corresponde al Edén, que en idioma hebreo puede interpretarse como Gran placer o como Bienaventuranza.
En el idioma de los pobladores posteriores de la región mesopotámica, Edén identifica a un terreno o planicie fértil.
En la traducción al griego, en la Septuaquinta, Edén es representado como Parque o Jardín paradisíaco.
Geográficamente el lugar fue ubicado entre los dos grandes ríos de la actual Irak: El Eufrates y el Tigris.
Debemos advertir que se habla de las plantas antes de que estuvieran en la tierra y de la hierba, antes de que naciesen. Dios todavía no había hecho llover ni el hombre existía para labrar la tierra.

Génesis 2:6

 


sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.

El agua fluía en manantiales desde debajo de la tierra, que era la forma de regadío para todo lo Creado. Todavía no se había producido la Desobediencia y la Caída del hombre y el ciclo de las lluvias, las tempranas y las tardías, no había sido establecido. Tampoco habían sido determinadas ni las sequías ni las inundaciones, que fueron también un método de castigo empleado por Dios.

Diego Acosta

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EN EL INICIO Y LOS DÍAS V

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Génesis 1:28

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra

Dios bendice por segunda vez al hombre y la mujer. Lo hizo a través del mandato para que fructifiquen, se multipliquen y llenen la tierra. Para señorear sobre todo lo creado!
Estableció la Mayordomía del hombre sobre todo lo Creado.
Según la naturaleza superior del Eterno, la Mayordomía estaba dirigida a asegurar la paz y la armonía entre todos los seres vivientes.

 

Génesis 1:29

Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.

Dios extiende su bendición para que puedan comer de toda planta y de todo árbol en el que haya fruto, con la condición que den semilla.

Génesis 1:30

Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.

Dios amplió su bendición al hombre y la mujer con poder sobre todas especies de la tierra. Y les dio toda planta verde para comer.
Y fue así.
Queda reflejada la condición de vegetarianos de los primeros humanos creados, ya que no precisaban de los nutrientes que se encuentran en la carne.
Lo mismo sucedió con todos los animales creados.
La modificación de la dieta de las especies, se produjo luego del Diluvio, cuando pudieron comer carne pero sin sangre.

Génesis 1:31

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Lo que antes había sido considerado bueno por Dios en cada día de Creación, se transforma en el sexto día en una evaluación colectiva: Era bueno, en gran manera!
En un grado superlativo que solamente puede entenderse desde su condición de Todopoderoso!
Era el día sexto.

Génesis 2:1

Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.

Así terminó Dios su Creación, tanto lo que vemos como lo que no vemos.
Dios había acabado su obra! Su Creación, ex nihilo, a partir de la nada!
Dios había concluido su Creación, específica y únicamente reflejada en el verbo bará.

Génesis 2:2

Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.

En el séptimo día Dios había terminado su Obra y la palabra reposo tiene en el original hebreo su auténtica explicación: Sabbath. Este reposo debemos interpretarlo los hombres como un estado de tranquilidad, de paz y también de felicidad, frente a su Presencia.
Resulta obvio destacar que el reposo de Dios no estaba relacionado con la fatiga de la Obra realizada, sino con la necesidad de enseñar a los hombres sobre esta cuestión.
El Todopoderoso no descansó según el humano pensamiento, sino que prosiguió con su obra alimentando a toda su Creación.

Génesis 2:3

Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

Dios bendijo el séptimo día, santificándolo porque Él había concluido su Obra y en especial a la joya de su Creación: El hombre.
Puede compararse simbólicamente esta forma de descanso, de reposo, con lo mencionado en la Epístola a los Hebreos 4:3-6.

Diego Acosta

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EN EL INICIO Y LOS DIAS IV

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Génesis 1:26
Comienza el momento Grandioso de la Creación. Dios determinó: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, para señorear sobre todo lo que había sido creado. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, los términos a nuestra imagen y a nuestra semejanza, son considerados sinónimos.
Fuimos creados a la imagen de Dios, pero un día en la plenitud de nuestro crecimiento espiritual seremos la semejanza del Creador.
Por haber sido creados a imagen de Dios, tenemos una forma especial de relacionarnos con ÉL.
La utilización del plural, Hagamos, hace abierta referencia por primera vez a la Trinidad: Dios, Hijo y Espíritu Santo. El nombre de Dios, Elohim, está en plural, para corroborar esta afirmación.
El hombre se constituye de esta manera en el punto culminante de la Creación, ya que ha sido hecho a imagen de Dios para gobernar, para señorear sobre todo lo creado en la tierra, el mar y los cielos.
A imagen de Dios, Imago Dei en latín, significa que el ser humano fue creado con atributos que distinguen al Señor: Raciocinio, sensibilidad emocional, voluntad para obrar y creatividad.
Ampliando los conceptos podríamos afirmar que el hombre fue creado a imagen de Dios, en dos grandes aspectos.
En lo moral, era bueno y sin pecado.
En lo racional, poseía intelecto y por tanto podía razonar, tenía voluntad propia y emociones.
La autoridad que le había sido dada para señorear sobre el resto de todo lo Creado, lo colocaba en un nivel diferente y con capacidad de obrar también diferente.
Esta circunstancia determina la especial relación del hombre con respecto al resto de la Creación.
Por tanto el hombre debe respetar a sus semejantes y a todo lo creado, debiéndose considerar al homicidio como un acto abominable delante de Dios.
En cuanto a la semejanza a Dios, algún día lo seremos, Hebreos 2:5-9; 1 Juan 3:2.

Génesis 1:27
Dios creó de la nada al hombre a su imagen. Varón y hembra, los creó. Macho y hembra, en los originales hebreos. El texto bíblico recoge en tres oportunidades el verbo bará, que solamente se utiliza para aludir a la Creación de Dios.
Juntos deben participar de todas las bendiciones concedidas por el Creador. Significativamente la única diferencia entre el hombre y la mujer, como especie, es la inherente a su complementariedad sexual, ya que el uno no puede reproducirse sin el otro.

Diego Acosta

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EN EL INICIO Y LOS DÍAS III

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Génesis 1:20
Dios continuó su Obra Creadora, estableciendo que las aguas produzcan seres vivientes y que las aves vuelen sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos.
Entre los grandes seres vivientes se incluyen los mamíferos de dimensiones extraordinarias, entre los que se encontrarían los dinosaurios, Behemot, según Job 40:15, 41:34.

Génesis 1:21
Fueron creados así los grandes monstruos marinos y todos los seres vivientes, siguiendo las normas distintivas de sus especies, lo mismo que las formas aladas.
Entre los grandes monstruos se podría hacer referencia a las ballenas, llamadas Leviatán, Job 41:1; Salmo 104:26. Es notable como ese monstruo legendario fue comparado con Babilonia, Jeremías 51:34; con Egipto Isaías 51:9, Ezequiel 29:3, 32:2. E incluso se le atribuyeron poderes cósmicos, Job 7:12; Salmo 74:13; Isaías 27:1.
En cuanto a las formas aladas, deben ser incluidos los insectos, Deuteronomio 14:19-20.
Y vio Dios que era bueno.

Génesis 1:22
Dios bendijo por primera vez, en este caso a los seres vivientes que había creado, proclamando que sean fecundos, se multipliquen para llenar las aguas y para que se multipliquen en la tierra.
Es relevante reiterar que esta es la primera vez que se menciona en la Biblia el verbo bendecir.

Génesis 1:23
Se cumplió así el quinto día.

Génesis 1:24
Dios dispuso que la tierra produzca seres vivos según sus especies, bestias, animales domésticos.
Y fue así.

Génesis 1:25
Fueron creados animales salvajes y ganado doméstico sobre la tierra, reptiles y todos los demás seres vivos, cada uno de acuerdo a su género.
Y vio Dios que era bueno.

Diego Acosta

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EN EL INICIO Y LOS DÍAS II

Génesis 1:11
Dios determinó que la parte seca de la tierra fuera cubierta por todo tipo de vegetación, plantas y árboles que den simiente, conforme a sus propias especies.
La Creación del Todopoderoso fue minuciosa para qué en todo hubiera un orden.
La reproducción de toda la flora y posteriormente la fauna e incluso los hombres quedaron sujetos al principio, de que cada uno debe conservar su especie. Esto restringe totalmente la posibilidad de que formas más elevadas de vida puedan provenir o ser originadas de elementos inferiores o más simples.
Esta cuestión es fundamental para rebatir la llamada teoría de la evolución, que evidentemente no deja de ser una teoría contraria a lo establecido por Dios.

Génesis 1:12
Así la tierra produjo hierbas que generaron semillas según su naturaleza y árboles que crecieron del mismo modo, según su género.
Y vio Dios que era bueno.

Génesis 1:13
Así fue la tarde y la mañana del día tercero.

Génesis 1:14
La siguiente Declaración de Dios es majestuosa en su Creatividad. Puso término a tres jornadas en las que la luz que se podía advertir durante el día parecía provenir del sol y la tenue luz de la noche como si existieran la luna y las estrellas.
Creó las lumbreras en el firmamento a fin de separar los días de las noches y para que obraran como señales para definir las estaciones, días y años.

Génesis 1:15
Las lumbreras establecidas en la expansión de los cielos tienen por misión iluminar la tierra.
Todo tiene un Propósito para Dios!

Génesis 1:16
Dios creó dos grandes lumbreras. La mayor para señorear e iluminar el día y la menor para la noche y creó también las estrellas.

Génesis 1:17
Y las puso Dios para que iluminen la tierra.

Génesis 1:18
Para señorear durante el día y durante la noche, para separar la Luz de las tinieblas.
El sol, la luna y los demás astros fueron creados por el Amor de Dios para que los hombres tuvieran elementos para marcar el tiempo, para dividir el año y las estaciones. Los cuerpos celestiales ayudan a los hombres a través de sus travesías tanto por el mar como sobre la tierra, Salmo 136:9; Isaías 40:26; Oseas versículos 17 y 18.
Y vio Dios que era bueno.

Génesis 1:19
Pasaron la tarde y la mañana y se completó el cuarto día.

Diego Acosta

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GÉNESIS

EN EL INICIO Y LOS DÍAS I

Génesis 1:1
Para identificar la Creación se utiliza el término ex nihilo, que puede traducirse como: De la nada.
La Creación de los cielos y la tierra, nos sugiere dos dimensiones diferentes. Una es todo el espacio que nos rodea y la otra nos centra en la idea del planeta en el que vivimos.
Todo el relato bíblico está dirigido a la Historia de la Creación y específicamente de la raza humana, por lo que toda la acción se relaciona con la Tierra.
Los tiempos de la Creación no nos han sido revelados y dada la condición de finitos que tenemos los hombres, la interpretación acerca de cuánto se prolongaron, los convierten en teorías que admiten múltiples interpretaciones.

Génesis 1:2
Impresionante y majestuosa visión: La Tierra carecía de forma y estaba vacía y la oscuridad reinaba sobre el abismo, sobre las aguas que la cubrían. El Espíritu de Dios, se movía sobre las aguas. Esto indica la existencia del Espíritu antes de todo, durante la Creación y después de que todo hubiera sido terminado. Y sigue presente sobre la vida de cada uno de nosotros, Salmo 104:30; Juan 33:4. Está implícito el Verbo, representado por Cristo.

Génesis 1:3
El Verbo es la Palabra creadora a través de la cuál Dios determinó la existencia de la Luz.

Génesis 1:4
Dios vio que era buena la Luz, porque la distinguía de las tinieblas. De la nada absoluta, Dios estableció que la Luz prevaleciera sobre la oscuridad. Solamente con Luz pueden advertirse las Obras del Todopoderoso!
Incluso en un ámbito tan íntimo como es el alma de las personas, según lo reveló Pablo, cuando la Luz entra en nosotros derrota a Satanás y al pecado, 2 Corintios 4:6. Solo así podremos tomar conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Y Dios vio que la Luz era buena, en el sentido de que servía a sus Propósitos.

Génesis 1:5
Dios llamó entonces a la Luz día y a las tinieblas noche. Desde entonces hubo tarde y mañana, desde el primer día de la Creación. Y todo pertenece a ÉL: Salmo 74:16.

Génesis 1:6
Dios estableció un límite entre las aguas, lo que significó que algunas quedaran sobre la Tierra y separadas de las aguas que la cubrían.
La expansión era lo que se podía ver cuando se levantaba la mirada sobre el horizonte, en este caso el cielo atmosférico.

Génesis 1:7
Dios creó el firmamento y separó las aguas que quedaron por encima y por debajo de ese límite. Por tanto la Tierra debemos entender que fue formada del agua y fundada sobre las aguas de las grandes masas de líquidos que llamamos océanos, Salmo 24:2; 2 Pedro 3:5.

Génesis 1:8
Dios determinó que las aguas que permanecieron sobre el límite superior o expansión, se llamaran Cielos. Y así se concretó la tarde y la mañana del segundo día.

Génesis 1:9
Dios determinó que las aguas que estaban reunidas debajo de los cielos se reunieran en un lugar, para que se descubriera lo seco. Así fue creada la Tierra, de las aguas iniciales.

Génesis 1:10
Dios continuó con su obra Creativa llamando Tierra a la parte seca y llamando mares a las aguas.
Y vio Dios que eso era bueno.

Diego Acosta

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LA CREACIÓN

 

Asombra comprobar cómo en la Creación, está implícita la Redención. Significativamente están unidas!
Resultan inseparables como lo es el atributo del AMOR en su expresión sobrenatural. A pesar de la rebeldía humana, todo lo animado y todo lo inanimado, todo lo Creado será Redimido!
Del mismo modo es indisoluble al ETERNO la existencia de Cristo como el Verbo y del Espíritu. De allí la utilización del término hebreo ELOHIM como adjetivo pero en plural, en tanto que el verbo está en singular. Por tanto está implícita su existencia desde siempre, Salmo 90:2; Juan 2:4, 5:1; Jeremías 10:16; Juan 1:3; Colosenses 1:16; Hebreos 1:2.
Los estudiosos destacan esta circunstancia para advertir que más que de cantidad, está relacionada con la Potencialidad de la expresión y su significado.
Otra cuestión de especial relevancia es la utilización del verbo hebreo bará, que está única y exclusivamente reservado a la CREACIÓN DIVINA, Isaías 44:24, 45:18; Eclesiastés 11:5.
Nuestra mente humana puede alcanzar a comprender lo que los ojos ven, como es notorio con lo que llamamos materia. Y hasta es posible que podamos valorar el concepto de la energía, en sus múltiples manifestaciones. Pero hay dos dimensiones que se escapan a nuestro entendimiento y que son las que manifiestan aún más la Grandeza del Creador.
Una de esas dimensiones es la del Espacio, que lo podemos mensurar en nuestro propio planeta. Pero que cuando intentamos trasladar esos conocimientos a todo lo que nos rodea, tropezamos con los conceptos de lo que puede ser finito y de lo que resulta infinito. En otras palabras: Por grandes que puedan ser los niveles tecnológicos alcanzados por el hombre, no estamos en condiciones de poder explicar de una manera categórica o razonada el concepto espacio.
Aunque esta cuestión pueda ser materia opinable, resulta evidente que los hombres no nos podemos explicar lo que ocurre en el Universo que nos rodea. Solo sabemos lo que nuestros ojos y nuestra mente nos permite comprender, que a la vista de los resultados que tenemos en nuestros días, son absolutamente irrelevantes.
Pero si los hombres tenemos problemas con el espacio, no es de menor relevancia lo que nos ocurre con el Tiempo. Esta dimensión tan absolutamente inalcanzable de asimilar, para seres que tenemos un comienzo y un final, al que llamamos tiempo de vida. Por esta razón nos resulta difícil de aceptar o de entender lo que significa la Eternidad del Dios Creador, del Verbo y del Espíritu.
Ellos están desde SIEMPRE, desde antes que ocurrieran las cosas y seguirán estando cuando hayan terminado!
Solamente desde esta perspectiva podemos entender lo que Jehová le dijo a Moisés antes de hablar con el pueblo hebreo: YO SOY EL QUE SOY, en Éxodo 3:14 y en el versículo siguiente amplía este concepto único: Este es mi nombre para siempre, con él se me recordará por todos los siglos.
Puede nuestra mente humana comprender esta dimensión del Tiempo?
Evidentemente NO.
Por todo esto debemos maravillarnos con la infinita Grandiosidad de la CREACIÓN!

Diego Acosta

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