Publicamos un informe del GATESTONE INSTITUTE de Estados Unidos.
El Departamento de Estado estadounidense incluye sólo a nueve naciones entre los Países Objeto de Especial Preocupación (CPC, por sus siglas en inglés), expresión empleada para aludir a los Estados considerados los peores violadores de la libertad religiosa. Incluye Estados que «practican o toleran» violaciones sistemáticas, continuadas e incalificables de la libertad religiosa.
Según muchos activistas pro derechos humanos, esta lista está lejos de ser completa:
El Departamento de Estado no parece haberse mostrado dispuesto a reconocer los graves y atroces abusos contra la libertad religiosa cometidos en una serie de países de mayoría musulmana que la Comisión Estadounidense para la Libertad Religiosa [Uscirf, por sus siglas en inglés] considera CPC: Egipto, Irak, Pakistán, Siria y Tayikistán.
Así, el 21 de octubre la Uscirf emitió un comunicado de prensa en el que instaba al Departamento de Estado a «expandir su lista de CPC para que se reflejen las violaciones cometidas en otros países, como Pakistán, en el que se produce lo que, según la Uscirf, es la peor situación del mundo para la libertad religiosa en países no considerados actualmente CPC por el Gobierno estadounidense».
Para entender por qué se ha destacado a Pakistán, consideremos los 10 casos siguientes, todos ellos acaecidos en octubre, el mismo mes en el que se urgió al Departamento de Estado a incluir a éste y otros países en su lista.
El 23 de octubre una mujer cristiana, casada y sorda, fue violada en grupo por tres musulmanes que irrumpieron en su casa mientras su marido estaba trabajando. Pese a sus gritos, nadie acudió en su ayuda. Aunque se detuvo a un hombre, activistas pro derechos humanos afirman que al final quedará libre. Según Sardar Mushtaq Gill, un abogado y activista paquistaní, «en estos casos la Policía no suele actuar o, lo que es peor, se pone de parte de los violadores. Las familias o testigos cristianos son presionados para que retiren las denuncias».
El 15 de octubre, ocho días antes de la violación de la mujer sorda, dos musulmanes, ambos llamados Mohamed, que anteriormente habían violado a dos hermanas adolescentes cristianas a punta de pistola, fueron absueltos por un tribunal. Un testigo clave cambió su declaración tras recibir un soborno, y, según el padre de las chicas,
el abogado no llevó demasiado bien el caso, no estaba comprometido. En general estuvo ausente de las audiencias (…) durante la instrucción. El abogado ni siquiera participó en los interrogatorios a los inculpados en el tribunal. (…) Ahora nos enfrentamos a graves amenazas a nuestra vida por parte de los inculpados, ya que los van a liberar de prisión.
Un informe del 5 de octubre menciona tres incidentes distintos en los que cinco jóvenes cristianas fueron secuestradas y víctima de abusos sexuales: dos de ellas fueron secuestradas y violadas en grupo por varios musulmanes; una chica de 13 años fue secuestrada y violada, y otras dos muchachas fueron secuestradas y sometidas a abusos por un grupo de traficantes de personas que las obligaron a prostituirse.
Nabila Bibi, una cristiana que llevaba un año comprometida con un hombre cristiano y que estaba preparándose para casarse con él al cabo de pocas semanas, fue secuestrada y obligada a convertirse al islam y a casarse con un musulmán llamado Alá Raja. Tras descubrir su paradero, su prometido fue a casa del secuestrador el 15 de octubre y exigió ver a Nabila. Raja, que estaba con otros 15 o 20 musulmanes, se negó, y advirtió al cristiano que como su prometida ahora era musulmana no debía volver a buscarla o sufriría «duras consecuencias». El informe añade que cristianas secuestradas, como ésta,
pueden ser sometidas a violencia sexual, violación, prostitución forzosa, tráfico y venta de personas, otros abusos domésticos, o ser echadas de casa pasado un tiempo.
El 23 de octubre, a Sonia Bibi, una cristiana de 20 años, le prendieron fuego y prácticamente la quemaron viva tras negarse a contraer matrimonio con un exnovio suyo que era musulmán. Según el testimonio de la mujer, cuando rechazó su propuesta de matrimonio, Latif Ahmed la roció con gasolina y le prendió fuego. Tiene casi la mitad del cuerpo cubierta de quemaduras.
El 5 de octubre, Sadique Azam, una maestra católica que había sido nombrada directora de una escuela de primaria en una pequeña población, fue apaleada y torturada por un grupo de tres maestros musulmanes a los que no les gustaba estar bajo la autoridad de una infiel. Los musulmanes irrumpieron en el despacho de Azam y le ordenaron que dimitiera. Cuando ésta se negó, la golpearon de tal forma que tuvo que ser hospitalizada.
Según un informe del 14 de octubre, activistas pro derechos humanos están preocupados por la vida de Asia Bibi, una cristiana, madre de cinco hijos, que lleva en el corredor de la muerte desde 2010. Una musulmana que, al parecer, buscaría venganza contra Bibi por motivos personales la acusó de blasfemar contra Mahoma, el profeta del islam. «Podría matarla cualquier reclusa o incluso uno de los guardias de la cárcel, así que tenemos que tener cuidado», dijo un representante de las autoridades. Bibi fue puesta en régimen de aislamiento, donde su salud ha ido deteriorándose. «El mes pasado vomitaba sangre y tenía dificultad para caminar».
Un informe del 19 de octubre trata de una familia cristiana (padre, madre y dos hijas) fugitiva desde 2006. Su crimen fue que la mujer, que era musulmana, se convirtió al cristianismo y se casó con un cristiano. Eso provocó amenazas y ataques por parte de musulmanes, incluida la familia de ella. «Sin trabajo y desesperados, no pueden hacer frente a sus necesidades mientras siguen siendo amenazados, acusados y atacados porque quieren llevar una vida cristiana y criar a sus hijas conforme a las enseñanzas de Cristo», señala el informe. Debido a las angustiosas experiencias y a las condiciones nada higiénicas en las que se ven obligados a ocultarse, la mujer ha perdido a su tercer hijo. El padre recibió un disparo en la pierna y fue atropellado por una motocicleta. Pese a ello, «la Policía ha hecho oídos sordos a los intentos de presentar una denuncia contra sus torturadores».
Un informe del 23 de octubre, titulado «Sólo se quiere a los cristianos como barrenderos», señala que los cristianos constituyen «la mayor parte de la minoría no musulmana del Punyab central y suponen el 1,5% de la población total. Sin embargo, su representación en el sector de la limpieza supera el 80%». Tras señalar que Pakistán fue denominado la Tierra de los Puros en referencia a su identidad musulmana (a diferencia de su vecino de mayoría hindú, la India), el informe añade:
Sigue vigente la costumbre de obligar a los cristianos a desempeñar ocupaciones degradantes debido a su ascendencia, actitud que debe su existencia a la arraigada dicotomía entre ‘puro’ e ‘impuro’.
El 7 de octubre más de 1.000 cristianos se reunieron ante la Asamblea del Punyab para protestar contra una ley antiminorías que niega el voto a las mujeres y «no permite que las minorías religiosas elijan a sus propios representantes». Dichas minorías sostienen que un representante designado «no puede hacer nada» salvo «convertirse en un títere en manos de su partido».
Estos diez casos del mes de octubre son una muestra típica de la experiencia cotidiana de los cristianos paquistaníes, que constituyen aproximadamente el 1% de la población del país (más del 96% de la población de Pakistán es musulmana).
Y lo que es peor, según los activistas pro derechos humanos la mayor parte de las atrocidades no llegan a ser denunciadas por temor a las represalias. Costó cinco años que el caso de una niña de dos años salvajemente violada porque su padre cristiano se negó a convertirse al islam se hiciera público. Ha pasado por cinco operaciones y sigue estando desfigurada. Su familia vive con un miedo constante y se oculta.
Según el activista Sardar Mushtaq Gill, que se ha implicado en muchos de los casos antes mencionados,
la violencia contra mujeres y niños pertenecientes a minorías religiosas, los débiles y vulnerables, está muy extendida en Pakistán y a menudo se comete en silencio. Estos casos e historias no salen a la luz, y cuando las víctimas hablan de ello son intimidadas.
En vista de todo esto, es hora de que Pakistán sea considerado País Objeto de Especial Preocupación por el Departamento de Estado Estadounidense. Si no, persistirá esta cuestión crucial: ¿por qué no lo es?
Firma el artículo: Raymond Ibrahim
NOTA: Nos preguntamos sobre dos cuestiones.
Donde están los comunicados de repudio de las comunidades musulmanas de Occidente con relación a estos hechos?
Donde están los comunicados de las asociaciones feministas y de los derechos humanos?
Diego Acosta
www.septimomilenio.com